viernes, 30 de noviembre de 2007

En el Habitáculo


El valor de ofrecer rock como si fuera la biografía heroica de alguien que nada en aguas calmas y dignificantes, y que sin necesidad de un reconocimiento masivo puede saberse tranquilo, que hasta el último suspiro, las mieles del bien, lo bañaron completamente. Algo de eso parece desprender de la agrupación Travesti, en cada presentación en vivo, como si se tratara de una aventura cosmogónica, en dónde abunda la energía grata y vivaz.


La noche era húmeda, y el embrión de este recorrido, se inicia a través de la densidad sonora de los teclados de “Vibraciones del Confort”, como si de repente, las luces indicarán que todo lo que la historia musical alumbró anteriormente, logré una nueva luz esperanzadora frente a la niebla creativa actual. Una fría tarde de mayo, cuando los inmigrantes eran más asiduos en el puerto que las golondrinas, con los ojos achinados luego del parto, la felicidad invadía los corazones de un par de vascos, marchitados por la interpérie económica de aquellos años 20’. La música en algún sentido, va definiendo con el correr del tiempo, el caparazón del gusto y la forma de afrontar las vivencias, que ya desde chico nos depositan en el lado correcto o el equivocado. Sutileza, y prestancia, se desprende en los bajos grabados que dan forma a “Poder Florecer”. Exitoso en seducción intimista, esa misma que endulza al oyente, sin poder llegar jamás a empalagarlo, ubicándose los acordes, estribillos y coda, el momento y lugar exactos, para que con el correr de los años, la composición grabada, tenga asegurado el lugar de recuerdo feliz y eterno, de esos que una noche cualquiera, nos llevan a ese territorio perdido, sin saber bien porque. Su flor biológica aún permanecía intacta, no había dueño en el presente, ni se avizoraba casero a futuro. Inesperado, y casi sin poder entenderlo, un muchacho morocho y de pelo castaño, utilizó las mismas palabras que cualquiera, para requerirle medio kilo de pan, La mano le temblaba, mientras lo pesaba, y ni se animaba a volver a mirarlo a los ojos. El tenue “adiós”, se transformó en un “si quiero”, 7 meses después, sellando con dichas palabras, un amor eterno por 60 años.
Todo lo que no mata fortalece, algo de ese parece reflejarse los sonidos industriales, en plan “Music Hall” de reviente toxicológico y existencial, que son “Juventud Residual”, y “Polstergeist”. La semilla podrida que nutre la infección letal urinaria, parece asomarse a través de esos golpes robóticos que dispara “Gauchito Sónico” desde los teclados, y la guitarra “a la deriva” de Floxon, mostrando de que pasada la sequedad del alma, una grata flora decora nuevamente la bilis. Las promesas y expectativas, chocan contra una realidad de sueño roto. Todas las mañanas, él la despide, y se va rumbo al hervidero mental y físico que es la metalúrgica. Cansado y hastiado, ella lo espera religiosamente en el portón de madera, a las 5 de la tarde, con la pava a punto, para poder sacarse ese gusto amargo y de desazón, que le depara cada jornada laboral. Un día, para sorpresa de ella, el se asoma sonriente y con una boina nueva de pana; lo habían ascendido a capataz. Los días podían empezar a ser más felices, luego del prolongado invierno de expectativas.
La capacidad de superarse, hace a la calidad de la especie, el juego de Travesti, en “Polstergeist”, va unidireccionalmente, (a partir del tenue “ambient” de los teclados), a buscar un habitáculo placentero, que recorte el momento, como si fuera esas fotos que dan cuenta de que lo trajinado, vale la pena por el solo hecho de tener ese lapso donde todo lo presente es sabrosa confitura. La cronología de los hechos, dan un resultado satisfactorio. El honor y los buenos códigos, traen la casa soñada, los hijos deseados, y la vida se decora de las nuevas flores filiales, que ella riega, transformándose día a día en hábil culinaria. Así va construyendo un istmo familiar fuerte a cualquier maremoto exterior. Agradable y sociable, para separar la buena, de la mala yunta, y sutilmente rectora de deberes y obligaciones con sus hijos, los cuáles, guiados por éstos, llegan todos a buen puerto.
Para poder dar cuenta de un abismo, hay que mostrar el vigor que uno posee para indicar que puede subirlo. “In-crescendo”, van los sonidos del sintetizador de “Gauchito Sónico”, para que se destape un espumante brebaje musical, a partir de los acordes de guitarra de “Bloody Mary”. Las estrellas fulgurantes, solo existen en la vía láctea, los que se tildan así en la vida terrenal, y están compuestas de carne y hueso, saben que para darle combustión, tarde o temprano tienden a traicionarse a sí mismos. Los “Travas” con casi 7 años de vida, definen su esencia musical, en una exposición adredemente grotesca de su arte, que los catapulta a un lugar de valiosa vanguardia, sin caer en clichés arquetípicos, ya sean estéticos o musicales. O sea, en un plano creativo, conscientes de sus dotes artísticos, dejan de lado cualquier alarde de mesianismo musical, construyendo una “dejadez” sonora certeramente atractiva, como si fueran una especie de Jean Paul Belmondo del rock, (en relación, con el “feo con más onda” del cine, y que a la vez, rompió la mayor cantidad de corazones de femme fatales del jet set). La estela voluntariosa de amor, encuentra el grato aprecio de una familia cada vez más numerosa, y nuevos amigos que por la dinámica contagiosa de su espíritu, siempre protegió y a la vez la protegieron. Las tareas domésticas, siempre la mantenían activa e incluso, se daba tiempo, de encontrarse con sus amigas de yoga, tener siempre a punto la comida para su esposo, atender a sus hijos o nietos, en caso de necesidades urgentes o inesperadas, y lo mejor, siempre siendo ella, errada o no en su terquedad por tratar de querer que sus seres queridos y amigos, naveguen por aguas felices, iluminadas por el lucero de su amor.
El show, se aproxima al final, los colchones de sintetizadores y teclados, buscan un cierto clima agnóstico industrial, y con el correr de los minutos, Floxon, empieza a cantar un cover de Los Ratones Paranoicos: “Vicio”. La letra y el tema es clave, para entender la mítica actual de la banda. Buscando en una letra directa y descarnadamente auténtica y mixturizándolos con esos sonidos densos de los teclados, Travesti pareciera unir la naturalidad de un fiambrero del conurbano, con la indulgencia y el panorama musical de Jim and William Reid (líderes de Jesús and Mary Chains), y en la experiencia, caer totalmente bien parado, frente a propios y extraños, uniendo un universo sonoro inimaginado y a la vez soñado. Un día cualquiera, ella se había enamorado, un día cualquiera supo que iba a tener hijos, un día cualquiera se enteró asombrada que iba a ser abuela, un día cualquiera repentinamente comenzó a sentir un agudo dolor en su cabeza. Ella preparaba la comida, mientras conversaban su esposo, hijos y nietos, sabía que algo no andaba bien, solo atinó a un pequeño saludo final, casi irónico: “Me duele la cabeza”-dijo, y cayó desmayada, mientras miraba de reojo a todos, antes del fulminante derrame. En esas últimas imágenes, pasaban todas las personas, que había conocido y a su manera apreciado, desde el que le vendía escobas, hasta sus compañeras coquetas de yoga, hijos, nietos, pasando como última instantánea en su retina, la cara asombrada del amor de su vida. Ella había construido, sin saber tocar una sola cuerda o tecla de algún instrumento, una música deífica e indestructible, uniendo a través de esta, la compasión, la alegría y el amor, y transformando a éstos en un legado infinito y próspero por los siglos de los siglos.

Dedicada a mi Abuela.

Bernardo Damián Dimanmenendez

lunes, 26 de noviembre de 2007

Caléxico: Entrevista a Joey Burns líder de la agrupación californiana


La tarde era húmeda, y en realidad no había pactado ningún tipo de entrevista, sólo esperaba abordarlo con un par de preguntas, para dar cuenta del perfil del líder de una de las bandas más importantes de la escena indie norteamericana de los 90’. Inesperadamente vi una persona rubia con un corte a lo “Big Star”, (por el look que supieron detentar los pioneros del “Power Pop”), sentado sobre un asiento de la vereda, en la puerta de la Trastienda. Así presentación de por medio, estas fueron algunas de las respuestas que Joey Burns ofreció respecto al panorama actual de la música y elementos (ya sea films o libros), que lo llevaron a definir su esencia como artista.

1- ¿ Cómo surgió tu interés por sonidos foráneos que más tarde te llevarían a catalogarte como uno de los pioneros del “Tijuana Sound”?
Bueno, a la memoria me vienen varios recuerdos. Luego del grunge, luego de Nirvana, comencé a interesarme por instrumentos acústicos de diversa parte del mundo, y sobretodo por la denominada “World Music”, sin saber bien cuál iba a ser el resultado final de todo eso.
2- ¿ Qué recuerdos tenés de los tours de los 90’, en los cuáles telonearon a bandas importantes del indie de ese entonces, como por ejemplo Pavement?
Bueno para mí Stephen Malkmus, es una persona que tiene la facilidad de hacer simple lo abstracto, y de una mentalidad sumamente compleja e interesante. Me encanta Pavement y obviamente es una de mis bandas favoritas. Igualmente hablar de la personalidad de Stephen y su mundo, es algo que nos llevaría horas, pues no se trata de algo fácilmente clasificable.
3- ¿ Cuáles son tus bandas preferidas de la actualidad?
Actualmente, me gusta Manu Chao, Dick Chapman, Allman Brothers y por supuesto Stephen (Malkmus)
4- ¿Conoces algo de la escena indie o under o del rock argentino en general?
Si, conozco a Juana Molina, estoy comenzando a inspeccionar la obra de Sumo y me interesa la forma con que el integrante argentino de Gotan Proyect, mixtura elementos autóctonos de la música argentina con la música electrónica.
5- ¿ Qué concepto de validez le queda al rock como elemento contracultural frente al avasallamiento corporativo que se ve últimamente de parte de las compañías discográficas?
5- Bueno desde hace ya muchos años, se están percibiendo cambios para nada favorables, en lo que respecta a este tema. El control de las grandes empresas sobre los artistas, se ha extendido cada vez más y más. Hoy en día el precio de los discos es demasiado caro. De hecho el costo entero de un cd con arte de tapa, para una banda under norteamericana, no excede los 3 dólares y las compañías los venden a un promedio de 20 dólares para arriba. Me imagino que en Argentina, los costos de un disco importado son aún mayores, lo que impide aún más el acceso de la gente a los albúms. Entonces, pienso que necesitamos un modo más equitativo de distribución de las obras que favorezca a los artistas y al público. Todo el mundo habla de la pronta desaparición del cd, debido al mp3. Pero pienso que el mp3, es malo, debido a lo magro de su sonido, que hace perder los detalles que antes podían escucharse en los discos de los 90’, hacia atrás.
6- ¿Cuáles son tus directores de cine o films favoritos?.
Me gustan los hermanos “Cohen”, especialmente su película “El gran Lebowsky”, también Jim Jarmusch, mi favorita es “Dead Man Walking”, Jhon Cassavetes, David Lynch, del cuál estoy esperando ansioso ver su última película “Inland Empire”. También me fascinó Qué viva México!, de Sergei Einsestein.
7- ¿Y con respecto a los escritores? ¿Te gusta la literatura “Beatnik”?
Carlos Fuentes, Paul Mc Carthy, Pablo Neruda, el cuál me parece muy agradable, Charles Bowden, Charles Bukowsky. Con respecto a los “Beaniks”, realmente no me gustan mucho, incluso tampoco siento una gran devoción por Kerouac.
8. ¿Cuáles eran las bandas que escuchabas cuando eras adolescente?.
Me gustaba el punk rock, especialmente The Minutemen, la cuál tenía una gran facilidad para mezclar diferentes estilos.
9.¿ Me podrías decir 10 palabras que atañen a Caléxico, e incluso no tengan relación con la música?
Si como no, eh, punk, poesía, folk, alegría, vino, amigos, Tijuana, California, derechos y paz.

Bernardo Damián Dimanmenendez

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Balconazo Indie


El jueves 3 de Octubre en el marco del Nuevos Aires Folk 2, las agrupaciones Fantasmagoría, Los Alámos y Caléxico se presentaron en la Trastienda. Como resultado final, se pudo apreciar como los californianos, demostraron en una hora y media de show, porque sus canciones regalan las dosis justas de melancolía y efusividad necesarias para el deleite de la audiencia.

La velada arrancó con el Folk-Punk de Fantasmagoría. El proyecto liderado por Gori, da la sensación de parecer un válido auto-exilio, superado todos dogmas adolescentes (musicales y filosóficos), que curtieron al ex Fun People, durante los 90’. Para ser más claros, es como si Mick Taylor superado todo el reviente que vivió con los Rolling Stones hasta mediados de los 70’ y que musicalmente terminó de definir la relación indeleble que los Stones sellaron con el rock, (a partir de discos como Sticky Fingers o Exile on Main Street) , de un acertado paso al costado para poder reinventarse y hacer de su arte algo mas descarnadamente intimista.
Algo de eso paso con Gori, luego contribuir en los 90’, a que los Fun People graben el mejor disco de su carrera (The Art(e) of Romance), y a partir de la evidente desazón por vivir en carne propia la teología bufonezca del circo rockero, era previsible que la reinvención personal venga de un cambio de línea musical y de indiosincracia compositiva. Así la banda, a partir de la dúctil mano, de su líder tiene la capacidad a través de acordes simples, y excelentes acompañamientos de batería, de unir la pulsión punk con la dinámica melódica de líneas más rupestres musicales, cosa que se demuestra a partir de temas como “El Río”, y “Albina”, y ese “hitazo”, que es “Gori llamando a Río”, al cuál, si Jhonny Thunders o Marc Bolan estuvieran al comando de la programación de “FM Hit” en Argentina, no dejarían de pasar tres o cuatro veces por día, para deleite de los oyentes.
Luego llegó el turno del narco-country blues de Los Alamos. Agrupación que pareciera ser perfecta para musicalizar cualquier film de Spaghetti-Western de Enrico Morricone, sobretodo a partir del caparazón sonoro de la guitarra eléctrica a cargo de Poly. El tema de Los Álamos es que parecieran estar tan cerca y tan lejos a la vez, de algo interesante, en el sentido de tener la capacidad por intuición artística de reactualizar valerosamente géneros musicales añejos, pero dicho “don” queda relegado, debido a la insistencia de la agrupación por componer las letras de los temas en inglés. La clave para entender esto, es su mejor tema “Cola de Cascabel”, en el cuál la voz quejumbrosa de Pedro, cala perfectamente en la galopante melodía del tema, logrando todo un universo personal y valioso, pero sobre el final cuando la letra se vuelca a la lengua anglosajona, la originalidad del tema, en su intento de buscar una “pangea musical”, termina pecando de exceso. No obstante, la banda es sobria musicalmente y el timbre de Pedro acicala perfecto, los sonidos que la banda va construyendo, solo les faltaría rediseñar, el “idiolecto” vocal, hacia un lugar más criollo, y menos foráneo.
Con más de 10 años de trayectoria los Caléxico se presentaron por primera vez en Argentina, recreando clásicos que le otorgaron un merecido respeto en el mundo de la música y nuevos temas de su último trabajo “Garden ruin”, editado el pasado año.
Pioneros de lo que fue el denominado “Tijuana Sound”, (ese que une el folk norteamericano con el “regio rock” mexicano), la banda abrió de la mano de su líder y cantante, Joey Burns, con el tema “Sánchez”.
Le siguió la balada “Yours and Mine”, “Jesús and Tequilla” y “Deep Down” destacando en esta última, el trabajo de las guitarras y la parte vocal, que sigue la línea de su último trabajo, en dónde la participación de instrumentos de viento es reducida, y recuperan la esencia de sus primeros años.
Con más de media de hora de show, aparece un tema clave para entender el magma musical de los californianos, “Roka”. A partir de su composición musical, desde el inicio con los tenues sonidos de xilofón, pasando por la voz sugestiva de Burns, hasta llegar al final mariachi, la banda logra unir dos polos de sentir la música, como lo son la esencia abatida e irónica del indie rock americano, con el desparpajo y juerga, que tiñe cierta parte de la escena alternalatina (especialmente el regio rock mexicano). Es como si por un momento, Stephen Malkmus (líder de Pavement) y Manu Chao, navegaran en el mismo océano musical, lejos de cualquier posible naufragio.
Esta capacidad de mimetizar mundos musicales disímiles, le otorga a Caléxico un lugar de merecido respeto, por hacer de su eclecticidad musical, un lugar de celebración “multiétnica”, en donde la imaginación creativa le gana a cualquier mundo sonoro anodino.
Le siguen a continuación “Close Behind”, “Stray”, “Cristal Frontier” y la emocionante “Letter to Bowie Knife”. Si hablamos de folk rock, y multiculturalismo musical, nada más acertado que cerrar el show, con el cover de Love (banda pionera en lo que respecta a esos temas), “Alone Again or.”
Así paso Caléxico, por la noche del jueves en la Trastienda, demostrando que en la esencia del “indie”, no solo se trata de una cuestión insípida y descorazonada, sino que también se puede con elegancia perderse en modelos menos frívolos, y no por eso quedar mal parado, o acaso no piensan que alguna vez, Ira Kaplan (líder de Yo La Tengo), no le improvisó alguna serenata nocturna a alguna “niñata” mexicana que le rompió el corazón.

Bernardo Damián Dimanmenendez

lunes, 19 de noviembre de 2007

Entre Trapito y Winnie Poe




El pasado Martes en el marco del ciclo “Mr and Mrs Rock ”, se presentaron las agrupaciones Poseidótica, El Mato a un Policía Motorizado y Los Peyotes. En los shows, brindados por las 3 agrupaciones, se asemejo un esqueleto musical que pareciera hacer las veces, de las principales cualidades del ser humano, como lo son el cerebro, su corazón y la vitalidad que aproveche de estos para `poder hacer de la vida algo medianamente estimulante.


La humedad hacia las 8 de la noche, había menguado un poco, así entre copetines y alguna que otra empanada, los escuchas esperaban el inicio del ciclo musical, para calmar el trajín de un día pleno de “fiebre laboral”, como lo son por lo general los martes.
Alrededor de las 20 y 30, Poseidótica abre el show, con “Tantra”, un tema que a través de su musicalidad parece enmarcarse en la ola sonora del Pink Floyd de Meddle, en dónde la psicodelia progresiva, busca un eco de resonancia, a través de los arpegios de guitarra, para que después de los redobles de batería se pase a acordes extensos, que decoren un paisaje que podría relacionarse, con una especie de espiritualidad “orgánica” sonora. A partir del concepto de título, la banda estructura una música que pareciera seguir sonidos que den una sensación como de “fotosíntesis musical” (en una línea mas “shoegaze” podría situarse (para guiar al lector), dentro del concepto de rock orgánico el primer disco The Verve, “A Storm in Heaven”).
Cada nota construye una topografía en donde la forma estará dada por los “clímax” que la banda inspeccionara. “Tantra” busca una cierta línea de armonía, que es cerrada a través de sutiles arpegios al final del tema.
La banda también busca contenidos musicales que tengan que ver con el “Stoner”, a partir de la ductilidad instrumental que sus 4 integrantes poseen. En este plano, la exploración sonora se hace mas intensiva y abrasiva, recorriendo lugares del hard-rock progresivo (como pueden ser los primeros discos de Deep Purple).
Aquí la geografía musical se asemejará a una erupción volcánica, en dónde la lava despedida, no deja ningún recóndito para salvaguardar el oído al fuego sonoro que la banda propone. En esta línea pasan, temas como “La Nave”, “Tiempo y Espacio”, “Anfibio” y cierran finalmente con “Aquatalan”.
Poseidótica es una banda consciente de sus ductilidades instrumentales, y a través de la musicalidad desplegada se siente felizmente culpable de ello, tratando siempre de recrear a través de las canciones, atmósferas sonoras que recorren desde la tranquilidad más amena hasta el desequilibrio más contusivo por pánico existencial.
A continuación fue el turno de “El Mato a un Policía Motorizado”, banda que desde hace ya un par de años, da para hablar largo y tendido.
Recuperadores de la veta punk del “Kraut” de la banda alemana “Neu” y de la corrosión “noise” de bandas de los 80, como Sonic Youth o Dinosaurio Jr, la febrilidad punk de sus canciones, no están por ello exentas de ductilidad y frescura.
Así con un despliegue descarnadamente potente, pasan temas como “Amigo Piedra”, “Viejo Ebrio y Perdido”, “Chica Rutera”, y la balada “Vienen Bajando”.
Después llego el turno de “Navidad en los Santos”, tema sublime en emoción y virulento en adicción emotiva, que define el concepto “kraut-punk”, con que la banda inició su triología que cerrara el año entrante y que comenzó con “Navidad de Reserva” (2005) y continúo con “Un Millón de Euros” (2006).
Si el corazón es un lugar donde se ubican los sentimientos y de ahí se despliegan las pasiones y deseos, nada mejor que depositar al líder de “El Mato”, para reflejar la devoción que con su perfomance siente por el rock.
Santiago es clave a través de la entonación vocal y desempeña a partir de esta, (cuando el tema lo amérita), toda una ola de alegría incluyente, en dónde el escucha se siente partícipe de un fiesta dónde el elemento a degustar y compartir es el mismo rock.
Bien seguido por sus compañeros, (“Willi”, con su batería aceitada y su particular uso del redoblante, y “Pantro” y el “Niño Elefante”, disparando la dosis de electricidad necesaria en las guitarras,) para que con el correr de los temas los oyentes se sientan transportados en un frenético y emocionante viaje musical, donde la meta de llegada, determina de antemano, un grato paraje, tanto para los que la construyen, como para los que los disfrutan escuchándolos.

El cierre estuvo a cargo de Los Peyotes. Banda que a partir de su estética parece extraída de alguna fauna surrealista australiana o polinésica, y en la cuál el Garage, ago-ago y Tex-Mex (género nacido en el Estado de Texas, y que mezcla la música norteña mexicana con el country norteamericana) de sus temas, parece acertadamente “aggiornado”, al contexto nacional.
La bada parece sonorizar algún film ácido de Roger Corman, y mediante la guitarra fuzz y los sonidos del Farfisa, logra una cierta atmósfera sonora, “Inca-apunizante” que pareciera evitar caer en el arquetípico cliché del anglo “ago-ago” musical, para mimetizarlo en una especie de “aju-aju” musical, que se recorta principalmente en la figura de su cantante “David Peyote”, (como si el burrito Ortega, se hubiera ido de trasnoche a puro peyote y de repente se encuentre al comando de una banda de tijuana).
El frenesí de su música es estertóreo, sin dar ningún tipo de respiro, así pasan temas notables como “Vampiro”, “El Humo te hace Mal”, “Psycosis”, “Chacalón”, para después ironizar todo tipo de intento de moralidad estética o musical, con el tema “Cumbia”.
La noche cierra a puro vigor , con los temas “Brotherhood” y “Vos no sos mi amigo”. Toda una óptica estrosbóscopica de música, donde con el correr de los temas, un halo ácido y psicodélico, pareció abrazar a banda y espectadores.
Así cerro una nueva fecha del ciclo Konex, en la cuál la diversidad de las propuestas ofrecidas fue interesante recorriendo todo tipo de elementos y géneros que atañen al rock desde hace más de 40 años, y que hacen a la vida y vigencia del mismo. Casi como los orgános e impulsos vitales que el cuerpo humano necesita para poder recrearse y renovarse, desde el mismo intelecto, hasta las pulsiones que determinan el flujo sanguíneo.
La pregunta surge entonces, frente a la diatriba constante de entender el rock nacional en patrones de modernidad según la actualidad rock británico o norteamericano, (los cuáles desde hace ya un par de años, han declinado ostensiblemente su nivel, al punto que del “maistream” reciente solo se destaca la frescura y vitalidad de los Artic Monkeys entonces: , ¿Hace falta pagar 100 pesos para tener que ir a buscar rock supuestamente serio y actual, escuchando bandas foráneas que hacen covers de Pink Floyd, teniendo siempre como espejo de idoneidad creativa todo elemento exterior, cuando con una sola oreja, cualquier persona sabe que “Navidad de Reserva” (disco de el Mato del 2005), suena conceptualmente mucho más renovador que cualquiera de los Kaiser Chiefs o The Fratellis?.
Bernardo Damián DimanMenendez