jueves, 30 de octubre de 2008

"El Adrogué Después"


Los Reyes Del Falsete, Viva Elástico y Mármol R, encabezan el “Adrogue Después”, metamorfosis, del recordado “Adrogué Sound”, de los 90’.

Zona Sur, con base en Adrogué, y localidades aledañas, detenta la función de “ghetto” de manera positiva. En los 90’, teñidos de hedonismo e imágenes localistas surge el “Adrogué Sound”, de la mano de la Nueva Flor, (luego Victoria Mil), Copiloto Piloto, Paoletti, entre otros.
Devaluación monetaria mediante y consecuente decadencia cultural, la jactancia y presunción que escondían dichos tiempos, hoy resulta un total imposible.
El famoso slogan hedonista de los Victoria Mil “pierdan la plata, después tendrán mucha” de la canción “Esta Época”, parece quedar en la actualidad, totalmente fuera de contexto estético, musical y filosófico.
Desplazada la “anglofilia” de los 90’, como parámetro de construcción artística, las bandas que núclea actualmente dicho sector del conurbano, no le temen a lidiar con las contradicciones y virtudes de elaborar música desde un lugar periférico y tercer-mundista. Así, el “Adrogué Sound”, es sustituido por la denominación “Adrógue Después”, que sintetiza el fin de cosmovisiones haladas y egocéntricas de los 90’, y el inicio de canciones que narran historias de raíz más criolla y popular.
Los Reyes del Falsete, retrotraen el famoso “sixty A capella” de los años 60’, leyendo de manera personal, el manual de la ironía que acaparo a cierto sector de lo alternativo durante los 90’. Su lenguaje musical pareciera una especie de “infanticidio”, en dónde las imágenes retratadas, hablan de un mundo doméstico, proclive al fastidio, (“Me caes mal, realmente mal”,), enuncia la letra de “El Gran Cohete”, o la ironía, (“el pelo se cayo, la cara se cambio de forma” en “La Fiesta de la Forma”. Ellos, afirman la importancia de las vivencias en comunión con amigos y otras bandas al decir: “Existe una relación con Adrogué y las bandas, que no tiene que ver plenamente con lo musical, sino con todo lo demás, ya sean chicas, birras, salidas, etc”.
Mármol R oriundos de la localidad de Mármol y Viva Elástico provenientes de Longchamps, aparentan brindar imágenes de reencuentro con espacios e imágenes sentimentales, que recuerdan a los mejores tiempos del rock argentino de los años 80’, cuando lo importante era cantar canciones que retraten hechos y personas, parecidos a uno, y no el “yoísmo” atroz, de tiempos actuales. Si bien en ambas bandas, hay rastros de elocuente romanticismo, la búsqueda de imágenes de Mármol, es claramente purgatoria. Su música conjuga lo “tropical” con el recordado “Manchester” de los 80’, logrando un romanticismo puramente biológico y enérgico. Al hablar de su música cuentan que “nuestra forma de crear, esta muy relacionada con el deseo no concretado y la insatisfacción. Por ende, las minas que nos rebotaron, nos rebotan y nos rebotarán”. Como ejemplo de esto, vale la letra de “Así no se mata a un criollo”, cuya letra narra: “Y yo me volví, deprimido hacia el sur, y yo me volví angustiado y sin luz”.
Viva elástico por su parte, construye canciones que muestran cierta búsqueda de reconversión espiritual, por fuera del actual desenfreno carnal y posmoderno. Canciones como “Imágenes de Amor” o “Las Motos” que narra: “Después de tanto tiempo, vas a ver a la muchacha que te gusta tanto, juntos se deslizaran tomados de la mano, y al caminar verán que todo pasa rápido”, toman una veta filosófica de ensoñación casi “Hemingwayana”, (en referencia al escritor Ernest Hemingway), en dónde la desesperanza a la vez, genera marcos de retirada hacia un horizonte infinito de nuevas posibilidades. Alejandro Schuster, su líder y cantante, dice que “Si existe una idea de revolución, esta pasa por el hecho de escaparle a la masificación en todas sus formas, liberar sensaciones y derribar mitos”.
Fuera de todo pretencionismo estético o artístico, el desafío para esta nueva camada, pasaría por dejar a un lado, la timidez o “snobismo” que históricamente envolvió a todo lo que se deposite sobre los laterales del gusto popular. Así partiendo de su universo espiritual y artístico, la búsqueda debería pasar por lograr que su música termine siendo representativa de cualquier estrato social y doméstico, para terminar de superar el estancamiento que el “rock chabón”, depositó en el imaginario de los jóvenes argentinos en los últimos 15 años.
Bernardo Damián Dimanmenendez

Rock Emo Argentino: "Entre Disney y el Punk"


El rock históricamente funcionó como una expresión contracultural, caracterizada por el rechazo a normas y valores sociales establecidos. El exceso de información actual construye culturas virtuales, que buscando cierta insurgencia expresiva, terminan naufragando en el marketing de lo predecible.

“No me siento bien, hoy perdí la fe, la suerte juega con cartas sin marcar, no se puede cambiar” (Andrés Calamaro, “Cartas sin marcar”, 1988)

El rock Emo es heredero directo del hardcore norteamericano, de bandas como Husker Du, Embrance o Fugazi, hasta llegar a la actualidad, donde los referentes son My Chemical Romance o Fall Out Boy, entre otras.
El emo adopta la praxis estética y filosófica gótica con que el post punk intentó renovar el punk, con la diferencia que la virtualización actual de sus referencias y prácticas produce un efecto no tan creíble para sus reclamos.
En un país tercermundista, como Argentina, la cuestión del gusto y aceptación de modas nuevas siempre pareció chocar contra el arcaísmo del sabor tradicionalista y misógino.
Hoy en día, entre el exceso de información, la decadencia cultural, la gula de la violencia, los “emos” deambulan en Argentina, entre el mote de bichos raros, y el desconocimiento concreto, de cuál es, (¿si lo hay?), su reclamo expresivo.
El emo argentino, a diferencias de los orígenes de sus antecesores hippies, punks, darks o alternativos, no utiliza el espacio social terrestre como manera de imponer una moda. Son tiempos de Internet y “revolución de dormitorio”, por lo tanto, se dan a conocer a través de las redes sociales de fotologs y myspace.
Las primeros reuniones de emos, en nuestro país, datan de principios de década. Las mismas se sucedían en disquerías, como La Lupita ubicada en la galería Labond Street o Coffe Mug Records, del coqueto barrio de Belgrano. Sin embargo, la primera manifestación clara de de rock emo argentino tardo casi un lustro en aparecer. La misma puede deberse a la falta clara de diferenciación entre los patrones que hacen al punk teenager criollo y el mismo emo. Romeo Tragedy, es la primera banda a priori emo que logra cierto destaque dentro la escena. Oriundos de la localidad de Villa Ballester, y con una formación clásica para el rock, (dos guitarras, bajo y batería), sus estribillos siguen la línea de sus referentes anglosajones o norteamericanos.
Otras bandas como Sweater, han mutado del “scream emo” (el subgénero mas tajante del emo, a partir de sus letras suicidas y gritos desesperados), hacia el “emo progresivo”.
En la actualidad, dentro de la escena parecen destacar bandas como Jordan, Buzzer, ArdeHollywood, y los recientemente separados, My Wish. Todas estas bandas parecen marcar una metamorfosis de las originales, en relación a dejar de lado esos estribillos estridentemente anglófilos y reemplazarlos por temas cantados en el idioma local.
Los códigos la construcción del lenguaje de las bandas, busca tomar elementos geográficos que retraten un estado gélido y solitario interior, clásicos del pesimismo adolescente. Así, la mayoría de los nombres adoptados para las canciones varían entre “Dejame Solo”, “Ningún Desierto” o “Peces de Jabón”.
En síntesis, el rock emo argentino, parece desde su génesis, tomar a la tristeza como si fuera un “menú a la carta”, y no desde un profundo replanteo reflexivo y artístico.
El punk represento, más en la corporalidad que en lo musical, una manera de manifestar un profundo desencanto hacia el porvenir de las cosas. Los darks, por su parte, continuaron dicha línea, pero narrando desde los sonidos musicalizados un estado de abatimiento interior, sin necesidad de tanta gestualidad corporal. Luego el hardcore, en los 80’, busca una profunda catarsis a través de una idéntica explosividad enérgica en los cuerpos y acordes. Todos ellos lograban que el desencanto tenga cierta validez, al sostener sus actos en un nivel de contracultura expresiva que se movía en espacios reales, concretos y no virtuales.
Los emos, por su parte, hijos directos de la globalización y los cibernautas, si bien intentan manifestar un estado de cosas, numerosas veces (como les paso a los punks, los darks, y también el hardcore), parecieran no superar la dicotomía punk (necesidad expresiva visceral, fuera de toda norma o consecuencia) y la cultura disney (esa que vende felicidad y tristeza, como si se tratará de góndolas de piercings o tintura para uñas y cabellos), que hace de la tristeza un mero ejercicio mercadotécnico. En síntesis, en la dicotomía de enfilar hacia un lugar real expresivo o quedar anclado en la fetichización obsoleta, parecieran estar “las cartas a marcar”, de la música emo argentina actual.


Bernardo Damián Dimanmenendez

"Músicos en la radio"


La Guerra del audio” y “Este asunto suena raro”, conducidos por músicos devenidos en periodistas, intentan a su modo, acercar de una manera más cabal al oyente con los músicos consagrados y emergentes.

La radio históricamente fue un lugar de búsqueda y devoción al mismo tiempo para los músicos. Ya sea como lugar donde sus canciones encuentren reconocimiento ajeno, como también para escuchar nuevas tendencias musicales.
En la actualidad la búsqueda de la radio por parte de los músicos, se ha modificado con la inserción laboral de muchos de ellos dentro de la misma, con la idea de analizar la música partiendo de su propio gusto y experiencias artísticas.
Como ejemplo de esto, podemos mencionar la labor de Dante Spinetta, en su programa “La Guerra Del audio” que se emite por la Rock&Pop en la madrugada de los sábados de 4 Am a 8 Am. Acompañado por su hermano Leeva como co-conductor, intenta mostrar la metamorfosis que sufrió el hip hop a nivel local, a partir de del auge de este género a nivel internacional.
Luego de los ridículos Sindicato Argentino del Hip Hop, que en su intento de difundir el género a nivel local, solo lograron conjugar burdas copias del mainstream norteamericano, artistas locales como Mustafa Yoda, o Frescolate logran hacer del “Freestyle”, algo más respetable y creíble para los adeptos argentinos de dicho género.
A la vez, la idea del programa, es poner todos los sábados, un tema de algún artista emergente del hip hop local, e intentar dar cuenta de la jerga que guarda el mismo, o festivales como la famosa “batalla de gallos”, dónde se elige anualmente al mejor MC argentino.
Así, se clarifica en parte, la lectura de un género de aceptación incipiente, que lejos de ser una expresión artística misógina u homofóbica, brinda la posibilidad de expresión más allá de la condición social o económica, siempre y cuando las rimas o versos, expresen situaciones o vivencias creíbles para el ámbito local.
“Este asunto suena raro”, es un programa que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs, por FM La Tribu y es conducido por el ecléctico músico Lisandro Aristimuño, acompañado por “el chino” Santa Cruz.
Si bien, no parecieran hablarse de nuevas tendencias musicales a nivel local, la idea es salir de esa línea de respuestas para “cassette”, que suceden en la mayoría de los programas de rock, y ahondar en el imaginario de los músicos, que hace a la construcción de su identidad personal y su posterior formación como artista.
Dentro un ambiente intimista, que hace recordar a pasajes del primer Alejandro Dolina, el músico invitado al programa, tiene la libertad de elegir cinco temas favoritos y comentar el motivo de su selección. Además, surgen curiosidades o anécdotas que rompen la línea vertical de conductor-reporteado, transformándose muchas veces el músico invitado en inesperado conductor del programa.
La idea que parece sugerir “Este asunto suena raro”, es demistificar esa especie de respeto demagógico, que suele suceder cada vez que se reportea a reconocidos músicos nacionales, llámese Fito Paez o denomínese Vicentico, y mostrarlos como seres que en su cotidianidad detentan las mismas dudas existenciales que todos tenemos.
La idea del músico reventado por el exceso, que actuaba de manera cínica frente a la prensa pareciera ser una imagen, que por suerte, ha quedado en la alcoba de los recuerdos. Hoy en día, los mismos músicos cumplen funciones de prensa, con el objetivo de difundir los géneros que les apasionan o cotejarse con sus pares a través de entrevistas, que den cuenta de su ideología humana, más allá de su veta artística. Con los músicos insertados dentro de los medios de comunicación ¿estará Juan Carlos Badía pensando en empuñar la guitarra y tomar por asalto los escenarios?

Bernardo Damián Dimanmenendez
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miércoles, 29 de octubre de 2008

"Legados, ficciones y realidades"


Rusia y Abducidos, harán las respectivas presentaciones de sus discos, en el teatro el Cubo el martes 28.

Toda Generación consciente o no, debe de manera simbólica y práctica aplastar a la otra, como manera de renovar el rock, y también los modos de entenderlo”(Malcon Mc Laren, 1977)
Han pasado más de 30 años, y las palabras de aquél maquiavélico y romántico a la vez, estratega del punk rock, parecen perderse en el muro de confort ideológico que marcó a la mayoría de los músicos de la generación de principio de siglo
Accidental de la agrupación Rusia y “Abducidos”, de la homónima agrupación, parecen en sus respectivos, discos darle un respeto a fórmulas, que para el rock actual, actualmente parecen superadas, y en consecuencia, añejas y gastadas.
Ambos despachan a partir de la génesis musical que los determina, (Folk.-pop-rock), en el caso de Rusia y (Space-sample-rock), en el caso de Abducidos, temas de un linaje correcto, pero que se apegan lírica, musical y filosóficamente, a conceptos musicales que listan de ser renovadores para la actual cultura rock, lapidada por la mercadotecnia artística y la ortodoxia estética.
En el caso de los quilmeños “Accidental”, las letras definen un universo, en dónde los riffs de guitarra, arreglos de teclados, y fraseos de bajo, se resumen en el transcurso temporal que va de la new-wave de fines de los 70’, pasando por el brit-indie de bandas como Ocean Colour Scene, hasta llegar al sonido Nueva York, de principios de la actual década. Sin embargo, el protocolo sonoro, solo parece hacer pie en temas como “No Molestes” o “Una Imagen no es lugar”. El resto de las canciones, parecen centrarse en tibias melodías Folk, o esquemáticos riffs de guitarra, que uno pareciera intuirlos antes de que los mismos se ejecuten. Las letras, hablan de cierta necesidad de insurgencia expresiva, como la letra de “Objetivo” que dice, “Vamos a ir directo al objetivo, no estamos dispuestos a escuchar tu opinión”, pero que luego se recuestan en la ya clásica meseta metafórica alternativa que se escucha en frases como “Superman ya te vi, creías en toda la institución de todo hombre que lucha” o “Gigantes flotamos hacia el cielo, deseo estallar”.
Oriundos de Castelar y Padua, Abducidos es un dueto actualmente compuesto por Marcelo Gómez y Federico Maqui. Se sitúan musicalmente en el sonidismo del sample, que acompaña a muchos amantes del kraut rock, y que hacen de los sintetizadores y las programaciones su mayor virtud.
El disco, suena homogéneo a nivel de concepto sonoro,(Daniel Melero colaboró en la pos producción), pero el efecto del mismo parece arrimarse a la vereda de la pose snobista, a partir de la constancia lírica por narrar situaciones abstractas de abatimiento que fueron sumamente retratadas por el “dream pop” y otros, a fines de los 80’. Las atmósferas musicales parecen conllevar milimétricamente esas pausas rítmicas, que hacen recordar a bandas como Resonantes, con la clara diferencia, que Flavio Etcheto y los suyos, constituían en aquellos “años dorados sónicos”, una plena “avant garde” filosófica, apoyados tanto en lo musical y estético.
Frases en temas como “Inconcluso”, “Sin previsiones, sin funciones, lo inconcluso gira a nuestro alrededor” o “Utopías” “No hay imaginación, nos da igual, tal vez”, suena hoy en día, más cliché que a certero reclamo artístico. Abducidos, retrata consciente o inconscientemente, un mundo artístico, que toma como padrinos musicales a unos “dietéticos” Babasónicos. Así su consecuente bajada de línea, parece responder más a un “sample artístico premeditado” que a una obra personal autárquica en dónde se proponga, un mundo personal y fresco, que brinde “aires nuevos” para el rock nacional.
A partir de lo mencionado parecieran surgir ciertas ideas:
1. Es un claro error pensar que el hi-fi, con el que trabajan muchas bandas, pueda solventarles la calidad musical de un disco, pues la imaginación siempre vale más que los medios.
2. El rock y los músicos que la integran deben entender, que entre el exceso de información (mp3,myspace, etc), hasta la asepticidad ideológica que promueven los sellos multinacionales o festivales auspiciados por gaseosas y celulares, la chance de integración o aceptación popular, es un gran engaño, en dónde querer ingresar a la fiesta, es salir a los segundos por la ventana del baño.
3. Todos los que integran el mundillo del rock (músicos, periodistas, organizadores, etc), deben empezar a comprender que la música hoy en día, por si sola no importa, sino esta sustentada por un compromiso pleno hacia la indagación personal, que los lleve a todos, a una catarsis artística y de profunda reflexión.
4. No se debe negar el pasado, pero tampoco se debe detentar la obligación de respetarlo de manera castrense al mismo, ya que sino, nos quedamos sin historias nuevas y emocionantes, para contar.

Bernardo Damián Dimanmenendez

10 años del Movimiento de Obreros Psicodélicos


A punto de cumplir 10 años, los Dchampions terminaron de grabar su próximo albúm titulado “La Fe”.

El amor es una especie de religión posmoderna individualizada que nos convierte en protagonistas de nuestra propia novela, y que logra transportarnos a una dimensión sagrada, alejada de la gris cotidianidad de nuestra vida. Nos sirve, de algún modo, como un dispositivo para escapar de la realidad, análoga a los deportes de riesgo, las drogas y la fiesta.
A punto de cumplir 10 años como banda, y superando todo tipo de avatares, los Dchampions, de la mano de Santiago Rial, han sabido captar la esencia del barrio, la urbanidad y el “soul” trágico y alegre, que enmarca al mismo, de manera fina y personal.
Demasiados urbanos para la camada alternativa de los 90’ y demasiados blandos para la camada de rock barrial de dichos tiempos, los Dchampions navegaron a lo largo de su historia, condenados a una injusta oscuridad de parte de sus pares musicales y escuchas del under.
Santiago Rial habla de sus inicios y dice: “Luego de desarmar Perdedores Pop, decidí armar los Dchampions. El origen del nombre no tiene nada que ver con que fui un campeón de la vida o algo parecido, sino que a lo largo, de toda mi existencia pelee por mantenerme en forma, ya sea desde mi proyecto musical, hasta en mi modo de relacionarme con las personas”.
Con solo un disco editado, “Para las Chicas” (2006), y numerosas gemas guardadas sin editar como, “Radio Champion”, “La Estética del matrimonio”, o “Free Pop” (editado solo virtualmente por Mandarina Records), las canciones elaboradas, se enmarcan en la musicalidad “slowcore” de bandas como Galaxie 500 o American Music Club, pero desarrolladas y trabajadas al ritmo del pulso trágico y caliente latinoamericano.
Canciones como “Alta Onda”, “Virgen de Monserrat”, “La Chica más linda de Adrogué” o “Invasión Divina”, lo delatan como un perfecto “voyeaur” de los comportamientos histéricos femeninos, a los cuáles retrata mediante visiones anárquicas y personales.
El mismo alega: “Uno escribe canciones de todo tipo, pero quieras o no, la mujer es lo más lindo que se inventó. Entonces es una obviedad que se me generen imágenes en mi cabeza sobre las experiencias que tuve con el sexo opuesto, y que como resultado de todo eso salgan canciones, que hablan de la mujer, pero no de manera sexista, sino como un elemento revolucionario, que rompe con la continuidad de la rutina, ya sea para bien o para mal”.
Utilizando al amor, desde un sentido fugaz y heroico, los Dchampions de la mano de Santiago Rial, construyen su dispositivo artístico para paliar la monotonía diaria, (recordar frases de sus canciones como “La calle esta dura, hasta que te para Paula y te saluda”. Así se convierten en narradores anónimos de voces, personajes, fetiches y tertulias del barrio, que pese a los excesos y el velocímetro posmoderno, aún siguen pasando delante de nuestras miradas.
La espiritualidad de su música pone nuevamente en comunión la relación banda de rock- vecindad, (como sucedía en los 70’, con Almendra o Manal), a partir de mitificar todos los elementos y personas que forman parte del mismo, sin necesidad de caer en los excesos de la cultura barrial que acuño el rock chabón con su slogan impune “Vamos los pibes”,
Así, en el “neo-romanticismo” de su mirada sobre las cosas, acabaron de grabar su último disco, titulado la “Fe”, del cuál comentan que “La Fe, resulta un disco más misterioso, y menos expuesto que “Para las Chicas”.
Hay cuestiones que se superponen como lo religioso en el tema “San Cayetano” o lo celebratorio de la fiesta como “Rarísimo”. No es que sea menos “up”, sino que intensifica esa atmósfera de sugestión apasionada con las cuáles retratamos muchas de las cosas con las cuáles convivimos e inconscientemente nos marcan, sean mujeres, vecinos, amigos o desconocidos”.
Con la sobredosis actual de fórmulas tendientes a repetir el valioso legado de Andrés Calamaro sobre mujeres, excesos y tics criollos, los Dchampions partiendo de visiones ensoñadoras que nutren el empedrado y la vereda de cada barrio, representan todo un ejemplo de cómo la “jaqueca” e impotencia diaria que atraviesan nuestros corazones, puede ser narrada con autenticidad y elegancia, fuera de toda bandera o filosofía musical, que dicta el “mainstream” actual.

Bernardo Damián Dimanmenendez

martes, 28 de octubre de 2008

"Retros y estetas"


Banda de Turistas, editó “Mágico Corazón Radiofónico”, quizá uno de los discos debut más esperados de los últimos tiempos del under local.


En el rock, siempre hubo tres cosas que hicieron que una banda llegue a los primeros planos: El magnetismo estético de sus integrantes, un buen corte de pelo y obvio lo mas importante, buenas canciones.
Producido por Tuta Torres y los mismos Banda de Turistas, el disco fue mezclado por Mario Caldato jr, (productor de Beastie Boys, entre otros), en tierras norteamericanas.
“Mágico Corazón Radiofónico”, consagra la buena lectura del manual del esteticismo en la música (ese que en el plano local va de Los Gatos a los primeros Babasónicos), y trae bajo el brazo, canciones de raíz retro pero que pueden celebrarse en el presente.
Ya desde el primer tema, “La Máquina Favorita”, y arropados en una lisergia beat, dónde los arreglos de voces, guitarras y batería, otorgan esa sensación de densidad, caos y algarabía a la vez, que hace al magma de la música psicodélica y su geometría de composición.
Llevado a un plano más festivo, y moog mediante, aparece uno de las canciones más celebradas del disco: “Un Verdadero Cajón de Madera”, resuelto por la agradable melodía de voz y guitarras (Luis Balcarce y Tomás Putruelle), más algún que otro chispazo de sintetizadores.
Bruno Albano, bajista y vocalista en la mayoría de los temas, narra desde un lado narcisista, sus experiencias de juventud, decorando estas con alguna que otra referencia al sol o elementos naturistas, como brisas, hojas y árboles. Así, delinea una cosmovisión que tanto trabajo la generación de los 60’, pero trayendo mañas de los tiempos actuales.
Como ejemplo de esto “La Máquina Favorita” narra: “Su odio matutino, su segundo nombre, y algún sueño vencido, lo acompaño muy bien” o en “Sueño O”, que dice: “Y luego creí ser el hijo del Sol, y le juré y regale el día de hoy. El me nombró dueño de toda flor”.
Dentro del panorama musical de “cancionata beat” matizada con atmósferas lisérgicas, también hay momentos para retrotraer algo del “kraut” de su primer ep “Cóctel de Instantáneo” (dónde muestran la influencia de bandas alemanas como Cluster o Neu!), a partir del tempo “motorik” de la batería y el bajo, como aparenta ser el instrumental, “El asombroso Misterio de la No Materia”.
Ese resabio de densidad musical, pero llevado a un plano más uniforme partiendo de melodías más gratas para el oyente, produce quizá los dos puntos más altos del disco como la antes mencionada “Sueño O” o “Mágico Corazón Radiofónico”, donde el narcisismo lírico suena un poco más áspero, bien logrado también por los arreglos de guitarras, que resuelve el tema con esos punteos que parecen extraídos de películas de “spaguetti western” dirigidas por Sergio Leone. Así, entre el clima apacible y alucinógeno del tema, el narcisismo lírico de Bruno Albano, adopta una postura más pícara que se sintetiza en la parte que dice: “Una chica distinta a la que soy yo, me explica algo de su interpretación y mi estadía en su habitación”.
Más allá, de algún que otro exceso de forzada madurez, como resulta la letra de “Todo Mío el Otoño”, (“Yo Creo que necesitas alguien que te aterrice el vuelo”), que pareciera ir a contramano de esas visiones personales y narcisistas, narradas en la mayorías de los temas.
Sin embargo y pese a esto, Banda de Turistas en su primera expedición sonora discográfica, parece arribar a buen puerto a partir del caudal para componer canciones agradables para el oyente, sin necesidad de recaer en parámetros excesivamente fetichistas o cómodos como suele suceder con la mayoría de las bandas de hoy, sean “indies” o populares. ¿Será “Mágico Corazón Radiofónico” una buena y definitiva lección para entender que la música es mucho más por si misma, que un buen corte de pelo y ropa llamativa?

Bernardo Damián Dimanmenendez