Hacia el año 2004, el rock argentino under trataba nuevamente de recrearse luego de estar complemente agotadas muchas de las ideas, que durante un lustro atrás (1999-2003), habían utilizado la mayoría de la bandas integrantes de la escena, (la mayoría retomadas de la parte más digerible del rock de los 90’, tanto de bandas extrajeras como oriundas de aquí) y en menor medida elementos retros previsibles, como el kitsh escénico y musical de los 60’, (agogo, suferrock, beat), y de los 70’ (más que nada Glam-rock), sin olvidar el “maistream” del mil veces mencionado “rock barrial”. Más allá de todos estos detalles, lo principal era que todo estaba matizado de una falta de ímpetu que hacía de la escena argentina y de sus integrantes una gran constipación artística. Esto influye en gran modo, al rock, el cuál se define muchas veces por el nivel pusional básico de sus canciones (sinceras pero renovadoras y de rápida llegada), como esas mujeres que uno ve despeinadas y vestidas de joggin por la mañana e igualmente mantienen un fuerte “sex-appeal”. Lejos de la solemnidad frívola y calamitosa,(Interama, Polaris) y de la postura naif previsible (Lisa Casullo y seguidores), El mato a un Policia Motorizado, logra en el recorrido de las 7 canciones de su primer álbum “Navidad de Reserva” (2005), captar la atención de los ortodoxos del concepto instrumental de la música, como también de los adolescentes necesitados de una energía primal para calmar su ansiedad hormonal. Justamente el nombre del álbum “Navidad de Reserva”, refleja la dirección a la que apunta el disco. La Navidad es la fiesta más celebrada por el hombre en el mundo, poniendo en juego durante su celebración el proceso de intentar solemnizar nuestra salvación como seres humanos, invitándonos al arrepentimiento y a la reflexión, (a la vuelta a la forma primal de comunicación que es la conversación y el diálogo), y constituyéndose a la vez como un acontecimiento divino y actual mientras haya hombres en la tierra. La idea del álbum a través de su música y sus letras, apunta a salvaguardar todo ese hálito de ternura como escudo frente a las imprevistos trágicos de la vida. Es como si ese “gran sí”, de la Navidad, de repente se haga trágico a partir de la ejecución de las acciones del mismo ser humano, y todas esas promesas se vean rotas, transformándose todo en un doloroso “No”. El primer tema que compone el disco “Navidad en Reserva”, es admirable como cada integrante de la banda se va acoplando en forma sincronizada a la canción, (desde el bajo pasando las guitarras crudas y efectivas, hasta que empieza Santiago Motorizado a cantar), logrando actualizar de una manera sumamente acertada, el olvidado Kraut Rock , (término que en realidad significa Rock alemán y que se utilizó para denominar a las nuevas bandas alemanas de principios de los 70’, encabezadas por Kraftwerk y Neu, y que tenían como patrón de ejecución los instrumentos de uso electrónico como los sintetizadores moog), a través del fraseo prolongado del bajo, el tiempo constante de la batería y el uso de la guitarra distorsionada y reemplazando la habitual linealidad climática de los temas de “Kraut Rock”, por la emoción de los estribillos de corte Punk, pero sin pecar en el infantilismo del punk “nuevaolero”, sino llevando al mismo generó a una suerte de clima cósmico y festivamente épico a la vez. En la letra se ve un claro reflejo de cómo esa prometida fiesta, es interrumpida por una persecución y con la imposibilidad de lograr lo prometido, ya solo el cielo puede acobijarnos entre tanta frustración. En el “low-fi rocker”de “Viejo Ebrio y Perdido”, hay un uso adecuado de los acordes ascendentes de guitarra, decorado como al pasar por el estribillo de la misma canción, en dónde la Navidad ya es solo un feliz recuerdo, gastado con el paso de los años y luego de muchas copas en mano. El Borrachín que festeja la Navidad con las baldosas como almohada, añorando el “Si” de la Navidad, embriagando el “No” del presente actual. En la misma fórmula musical, le sigue “Héroe de la Navidad”, el cuál parece indicar una paródica mirada sobre el desenfreno de “los pibes tuerca”, que en su obsesión por convertirse en una especie de héroe mesiánico de la sociedad posmoderna, termina por lo general desangrado e impotente, mientras el mundo sigue girando alrededor como si nada hubiera pasado, y el “egocentrismo” es el motor de todos nosotros. La balada sónica “Noches Buenas”, es un mirada irónica hacia el mismo héroe “tuerca” e interrogándose si tanto vértigo vale la pena, cuándo en el fondo lo importante es apoyar la cabeza contra la almohada con el cuerpo intacto y la conciencia tranquila. Si ya la navidad como acto de comunión estaba cada vez más lejos, en la “dotación” de reserva de contención, queda aún menos cuando el cuerpo gastado sufre el estilazo del amor que se va. Así ocurre en el explosivo tema (y que hace honor al título del disco) “Navidad de Reserva”, en dónde las guitarras estallan furiosas por el amor que se va, y en dónde empieza a purgarse el dolor en la balada que le sigue “Villancico del final”, en dónde la noche triste, es el marco del replanteo de lo que no fue, y la tristeza por el magro destino, mientras el cuerpo quema de melancolía. Toda gran obra tiene por lo general un concepto circular y de vuelta en plan “krautock”, cierra el tema “Árbol de fuego”, en dónde en forma contundente a través del soliloquio por los malestares producidos en el día que justamente invitaba a la exhumación de todos estos, y a través de la palabra “muerto”, se da cuenta de que todo pasado triste, es siempre superable, y así como hay un renacimiento divino festejado, también siempre estamos a tiempo de poder a volver a construirnos como seres dignos en nuestro plano terrenal. Desde este concepto de “nueva vida”, se podría ubicar el álbum de EL Mato a un Policia Motorizado, tanto por el redescubrimiento de elementos olvidados dentro de la cultura rock, ( en lo que respecta a su música), como en las ideas mismas que aparecen en las letras de sus 7 canciones..
Bernardo Damián DimannMenendez
Bernardo Damián DimannMenendez