miércoles, 21 de noviembre de 2007

Balconazo Indie


El jueves 3 de Octubre en el marco del Nuevos Aires Folk 2, las agrupaciones Fantasmagoría, Los Alámos y Caléxico se presentaron en la Trastienda. Como resultado final, se pudo apreciar como los californianos, demostraron en una hora y media de show, porque sus canciones regalan las dosis justas de melancolía y efusividad necesarias para el deleite de la audiencia.

La velada arrancó con el Folk-Punk de Fantasmagoría. El proyecto liderado por Gori, da la sensación de parecer un válido auto-exilio, superado todos dogmas adolescentes (musicales y filosóficos), que curtieron al ex Fun People, durante los 90’. Para ser más claros, es como si Mick Taylor superado todo el reviente que vivió con los Rolling Stones hasta mediados de los 70’ y que musicalmente terminó de definir la relación indeleble que los Stones sellaron con el rock, (a partir de discos como Sticky Fingers o Exile on Main Street) , de un acertado paso al costado para poder reinventarse y hacer de su arte algo mas descarnadamente intimista.
Algo de eso paso con Gori, luego contribuir en los 90’, a que los Fun People graben el mejor disco de su carrera (The Art(e) of Romance), y a partir de la evidente desazón por vivir en carne propia la teología bufonezca del circo rockero, era previsible que la reinvención personal venga de un cambio de línea musical y de indiosincracia compositiva. Así la banda, a partir de la dúctil mano, de su líder tiene la capacidad a través de acordes simples, y excelentes acompañamientos de batería, de unir la pulsión punk con la dinámica melódica de líneas más rupestres musicales, cosa que se demuestra a partir de temas como “El Río”, y “Albina”, y ese “hitazo”, que es “Gori llamando a Río”, al cuál, si Jhonny Thunders o Marc Bolan estuvieran al comando de la programación de “FM Hit” en Argentina, no dejarían de pasar tres o cuatro veces por día, para deleite de los oyentes.
Luego llegó el turno del narco-country blues de Los Alamos. Agrupación que pareciera ser perfecta para musicalizar cualquier film de Spaghetti-Western de Enrico Morricone, sobretodo a partir del caparazón sonoro de la guitarra eléctrica a cargo de Poly. El tema de Los Álamos es que parecieran estar tan cerca y tan lejos a la vez, de algo interesante, en el sentido de tener la capacidad por intuición artística de reactualizar valerosamente géneros musicales añejos, pero dicho “don” queda relegado, debido a la insistencia de la agrupación por componer las letras de los temas en inglés. La clave para entender esto, es su mejor tema “Cola de Cascabel”, en el cuál la voz quejumbrosa de Pedro, cala perfectamente en la galopante melodía del tema, logrando todo un universo personal y valioso, pero sobre el final cuando la letra se vuelca a la lengua anglosajona, la originalidad del tema, en su intento de buscar una “pangea musical”, termina pecando de exceso. No obstante, la banda es sobria musicalmente y el timbre de Pedro acicala perfecto, los sonidos que la banda va construyendo, solo les faltaría rediseñar, el “idiolecto” vocal, hacia un lugar más criollo, y menos foráneo.
Con más de 10 años de trayectoria los Caléxico se presentaron por primera vez en Argentina, recreando clásicos que le otorgaron un merecido respeto en el mundo de la música y nuevos temas de su último trabajo “Garden ruin”, editado el pasado año.
Pioneros de lo que fue el denominado “Tijuana Sound”, (ese que une el folk norteamericano con el “regio rock” mexicano), la banda abrió de la mano de su líder y cantante, Joey Burns, con el tema “Sánchez”.
Le siguió la balada “Yours and Mine”, “Jesús and Tequilla” y “Deep Down” destacando en esta última, el trabajo de las guitarras y la parte vocal, que sigue la línea de su último trabajo, en dónde la participación de instrumentos de viento es reducida, y recuperan la esencia de sus primeros años.
Con más de media de hora de show, aparece un tema clave para entender el magma musical de los californianos, “Roka”. A partir de su composición musical, desde el inicio con los tenues sonidos de xilofón, pasando por la voz sugestiva de Burns, hasta llegar al final mariachi, la banda logra unir dos polos de sentir la música, como lo son la esencia abatida e irónica del indie rock americano, con el desparpajo y juerga, que tiñe cierta parte de la escena alternalatina (especialmente el regio rock mexicano). Es como si por un momento, Stephen Malkmus (líder de Pavement) y Manu Chao, navegaran en el mismo océano musical, lejos de cualquier posible naufragio.
Esta capacidad de mimetizar mundos musicales disímiles, le otorga a Caléxico un lugar de merecido respeto, por hacer de su eclecticidad musical, un lugar de celebración “multiétnica”, en donde la imaginación creativa le gana a cualquier mundo sonoro anodino.
Le siguen a continuación “Close Behind”, “Stray”, “Cristal Frontier” y la emocionante “Letter to Bowie Knife”. Si hablamos de folk rock, y multiculturalismo musical, nada más acertado que cerrar el show, con el cover de Love (banda pionera en lo que respecta a esos temas), “Alone Again or.”
Así paso Caléxico, por la noche del jueves en la Trastienda, demostrando que en la esencia del “indie”, no solo se trata de una cuestión insípida y descorazonada, sino que también se puede con elegancia perderse en modelos menos frívolos, y no por eso quedar mal parado, o acaso no piensan que alguna vez, Ira Kaplan (líder de Yo La Tengo), no le improvisó alguna serenata nocturna a alguna “niñata” mexicana que le rompió el corazón.

Bernardo Damián Dimanmenendez

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