miércoles, 26 de diciembre de 2007

Semillero de Rock


El pasado viernes los DChampions juntos con los Reyes del Falsete se presentaron en el Club Alumni de Turdera. En una localidad que forma parte de un triángulo del conurbano junto con Adrogué y Temperley, que salvaguarda, mágicamente desde hace casi 20 años, la necesidad y obligación del rock argentino de ser sincero, moderno y fresco, sin temor al ridículo o al menosprecio ajeno, ambas bandas demostraron que el legado que iniciaron agrupaciones como Los Brujos o La Nueva Flor, (hoy en día Victoria Mil), permanece acertadamente vigente.

Uno camina desde Adrogué hasta Turdera y se da cuenta de que a cada paso de vereda, se encuentra con lugares que afectaron contextualmente y espiritualmente a personas, que más tarde convertidos en músicos, renovarían en gran parte la escena del rock nacional.
Antes de llegar al Club Alumni (clásico club de barrio, de esos del cafetín y la grapa interminable), recorriendo las 15 cuadras que separan el centro de Adrogué hasta Turdera, uno pasa por el Colegio Palotti, el cuál Los Brujos, inmortalizaron en el tema “Monseñor Le Flip” de su LP debut “Fin de Semana Salvaje”. Esas mismas veredas, también fueron transitadas por los integrantes del “Otro Yo”, “Victoria Mil”, “Travesti” y varios más que seguramente me olvido.
Turdera, Adrogué y Temperley, se encuentran adornados por una colmena de árboles, (debe haber ciento cincuenta por cuadra), más allá de sus partes céntricas, y exceptuando Adrógue, (que es la localidad más pudiente), tanto Temperley como Turdera, no guardan condiciones excesivamente diferentes de las virtudes y carencias económicas que detentan el resto de los pobladores de otras localidades del conurbano bonaerense (ya sea, el sur, norte, oeste o este), entonces la pregunta viene al instante, ¿Cómo puede ser que en ese triángulo contextual geográfico, sigan saliendo bandas cuya propuesta musical escapa a la línea media y chata de la mayoría de las bandas del rock nacional?.
Bueno para develar algunos de estos interrogantes, voy a tratar de usar algunos de los elementos, visuales y musicales, que tanto los DChampions, como Los Reyes del Falsete, expusieron aquella noche y compararlos con otros exteriores a su música, que sirven como germen de naturalización de su mundo filosófico adquirido natural y culturalmente.
En un escenario plenamente “Kistch” y adornado con docenas de globos, salieron al ruedo Los Reyes del Falsete, (trío integrado por dos guitarras y una batería).
Su presentación resulta directa y contundente. Bien aceitadas las guitarras y plenamente comunicadas con la batería, desde “Mi Chica”, pasando por temas efectivamente efervescentes como “El Gran Cohete”, (clave el acorde inicial de la canción, para darle esa vibra mencionada anteriomente) o “La Fiesta de la Forma”, (esta vez tocado a plena guitarra, y sin la experimentación de formas sonoras exhibidas otras veces, a través de solo un teclado y arrestos pequeños de guitarra), y pasan en forma acelerada, entre otras, a “Las cosas como son” y “Yabrán”.
Presencia escénica, energía adolescente y sobretodo nobles y buenos temas, son en los jóvenes “Reyes del canto”, un buen alegato para continuar refutado lo anteriormente mencionado con respecto a bandas surgidas en esta parte del conurbano.
Luego vino la presentación de los DChampions, que a partir de la edición de su último LP “Para las Chicas”, despertó por igual cantidad vivaces elogios y ásperas críticas.
Personalmente pienso que el último disco de los DChampions, sino es el mejor del año, merece al menos un podio. Esto se debe, más que nada al mundo que describen las canciones, en dónde el amor, aunque a simple vista pareciera estar recubierto de una pelusa de misoginia, en verdad es una sutil confesión casi a regañadientes de alguien, que sabe que en su vida, más allá de todo lo que haga, (bueno o malo), los peldaños más duros, siempre los escalará mejor, de la mano de una buena compañera, aunque en el fondo le cueste aceptarlo.
Dejando un cierto “ruidismo” experimental que caracterizaba a sus canciones anteriores, (ya sea, en las melodías de sus temas, bases de batería o duración de los mismos), los DChampions, logran una ganancia interesante a partir del virtuosismo melódico de su guitarrista, Juan Manuel Posee Anchorena, el cuál es apoyado por de la capacidad de Santiago Rial en la voz, para hilar con dos frases todo un desparpajo de sueños frustrados y futuras esperanzas.
De este modo, la banda suena como una oratoria musicalizada de sueños vapuleados y residuos cosechados del mismo frenesí que la vida otorga, (sin reconocer méritos o condenas anteriores), en dónde a través de temas como “Para Leo”, la guitarra mediante un dulce sonido, hilvana todo un marco sonoro, donde la convivencia es narrada con filosa ironía, y convirtiendo la supuesta misoginia anteriormente mencionada en una especie de “miss-oniria”, (en el sentido de que habla sobre una perdida afectiva que anteriormente se depositaba), y en el estribillo, asoma como estrella apaciguadora, la figura del primogénito, como partenaire neutro, de una ambiente hostil y como fruto de algo que fue amor, y que hoy solo es recuerdo amargo.
Luego pasan entre otros, “Chica Cósmica”, “El aguijón”, “Alta Onda” y cierran con “Tranquila”, cuya ansiosa narrativa, hablan de un espíritu que solo puede saciar su libido, encontrando el “timing” para manejar a la reina según el tipo de colmena que habite, (algo clave para entender el oficio obligado de “laburante” u obrero sexual, que todo hombre siempre debe llevar, más allá del porte que detente.
Así cerró la noche de música, en dónde hay algunos elementos, que van a servir para despejar la incógnita antes planteada.
Primeramente vamos a referirnos a detalles técnicos, que se desprenden al observar a las dos bandas que actuaron.
Más allá de su diferencia en lo que respecta a sus estilos, demuestran a través de la simplicidad melódica, y su capacidad para minimizar recursos (ya sea, instrumentales o técnicos), una ejemplar comprensión del rol de conjunto que debe cumplir una formación musical, para que esta maximize su potencial creativo, sin caer en patronazgos prototípicos del rock nacional, como suelen ser los solos de los denominados “Héroes guitarrísticos”, que equivocan con su virtuosismo instrumental la capacidad imaginaria creativa para hacer de la música algo innovador o fresco, (en los mejores temas que sonaron dicha noche, como “El Gran Cohete”, de “los Reyes” o “Para Leo”, en el caso de los DChampions, las dos bandas estructuran la canción sin necesidad de que un solo destaque, como punto de quiebre de la canción, sino que solo comprende el lenguaje de la música que esta sonando y adecua, un respetable papel) o en tomar al rock, como un lugar inmaculado e intocable, respetando elementos clásicos que atañen a la formación de una banda, (el caso de “los reyes”, dos guitarras y batería solamente).
Sumado a esto, es fundamental para entender la indiosincracia musical de ambas, la música que desde chicos fueron curtiendo a sus integrantes.
La zona sur, especialmente, las localidades de Temperley, Turdera y Adrógue, debido al desarrollo de las mismas a partir del tren, fue históricamente poblada en sus orígenes por mayoría de inmigrantes ingleses o británicos. La influencia genealógica, hace natural que a los nietos de estos inmigrantes proclives (por una cuestión simbólica y actitudinal a la vez,) a interesarse por variantes del rock inglés, más allá, de la media normal, (que se escucha en el país, ya sean, los Beatles o los Rolling Stones).
Como ejemplo valga, que la mayoría de los pobladores de dichas zonas que están de alguna manera relacionados con la música y específicamente con el rock, agudizan sus oídos, desde temprana edad, pasándose discos de bandas no tan comunes en el escucha adolescente argentino de rock, como lo son por ejemplo, Jesús and Mary Chain, My Bloody Valentine, The Kinks, o Physechedelic Furs, entre otros).
A la vez, esto no los hace caer, en un lugar de insurgencia reaccionaria, ideológica o estética. Guste o no, tanto los habitantes de Temperley, Turdera y Adrógue, viven consciente o inconscientemente una situación dinámica habitacional similar a los denominados “Ghettos”. Su situación de marginalización no se debe a motivos religiosos, políticos o culturales, sino más que nada a que al estar medianamente lejos de la cosmopolita Capital Federal, sus integrantes adolescentes no acceden fácilmente a la multitud de estímulos de confort consumistas al que están acostumbrados los adolescentes de Capital Federal, en el sentido de lo cercano que se encuentran estos a centros de divertimento, como lo suelen ser los Shoppings, los Villages, o Galerías donde los “teenagers” pueden calmar mediante el consumo compulsivo todas sus carencias existenciales, (especialmente dudas sexuales con el pavor hormonal y pulsional que estas conllevan), como lo pueden ser Labond Street o La Quinta Avenida.
Entonces a partir de esto, se van nutriendo de estímulos otorgados por la propia vivencia del barrio, que a la vez le sirve, como motor de combustión artística a su música, (ya sean mujeres, experiencias psicotrópicas, de comunión o enemistad con sus pares) y su praxis de constitución como personas, va a ir más del lado de la producción, que del consumo, como forma de hacerle frente a los fantasmas que pueblan la mente de todo adolescente.
Su lenguaje musical, más allá de no caer en patrones comunes de composición, no va a estar revestido de ese “fashionismo” urticante, que suele acompañar a muchas bandas, que por una cuestión de fuerte identificación con la música anglosajona, suelen caer en el fangoso pantano de componer canciones en inglés, creyendo con esto, que “internacionalizan” de manera acertada la música, cuando en realidad, esto resulta ser, un acto de frívolo “snobismo”, separando la realidad idiomática que los circunda, y no contándole al mundo su verdadera experiencia diaria, o acaso, cuando se levantan ¿le piden en inglés a la madre que les haga un té, o , a la hora de cortejar a un chico o una chica, ¿lo hacen en otro idioma?.
Las bandas, surgidas en este “mágico triángulo musical”, narran más allá del formato musical que adopten, su experiencia vívida, real y concreta, ya sea desde, la que surge en sus hogares, hasta la que se produce fuera de ella, sin necesidad de ningún tipo de ostentación cultural, logrando que su mundo artístico, (más allá del patrón sonoro que elijan), sea identificable y codificable, por cualquier oyente de habla hispana, generando algo positivamente inclusivo, más allá del rechazo o negación de gusto, que suceda posteriormente, (como ejemplo válido, la situación que narra Santiago de los DChampions de abismo conyugal, en el tema “Para Leo”, que dice, “2 pesos para el pollo, 5 pesos para el cerdo, y un beso no me acuerdo, ¿Para qué, para qué?), ¿no es trasladable a una joven pareja trabajadora cualquiera del Gran Buenos Aires, como también, a una pareja universitaria de Capital Federal?.
A partir de estos factores, ya sean, los genealógicos, los contextuales y los disposicionales , los músicos de esta parte del conurbano, cuentan con una fina sensibilidad intuitiva y creativa, que les permite buscar formas musicales, dónde lo renovador, no se encuentre exento de dosis reales y concretas de la experiencia diaria (de la cuál todos consciente o inconscientemente formamos parte,) colocando a las bandas surgidas, en dicho triángulo suburbano, en un meritorio compromiso, con el cabal concepto que el rock, acuño desde sus principios, (ese que dice “que la experimentación no le debe tener temor al absurdo o la ironía, siempre y cuando, esta misma forma parte de nosotros mismos y no sea toscamente forzada ”), solo comparable en algún sentido, con las bandas surgidas en la ciudad de La Plata, (aunque la dinámica creativa de dicha ciudad, se explique más que nada por la particular bohemia que atañe, al cúmulo universitario con sus estudiantes, y su tendencia concéntrica, (como se ve en su arquitectura), a que toda novedad creativa musical, tienda a ser vista o escuchada, por la mayor cantidad de pobladores que la transitan.
Otro dato a tener en cuenta, es que La Plata, posee casi 700.000 habitantes, mientras que Adrogué, Turdera y Temperley, en total sólo suman 70.000 personas).
Bandas que han aportado, a la renovación necesaria del rock nacional, como lo fueron Virus (surgidos en La Plata), pasando por Los Brujos, Victoria Mil, Juana La Loca, El Otro Yo, hasta llegar al presente constituido por los mismos Reyes del Falsete o DChampions, pasando por El Mato a un Policía Motorizado, Travesti, Norma, Sr. Tomate o Mármol R, son en su mayoría surgidas en La Plata, Temperley, Turdera o Adrógue, (valga, la excepción para los Babasónicos, que son originariamente de Lanús, ahí nomás igual también, en lo que respecta a ámbito geográfico), lo que da cuenta que en lo que respecta a música, y comprobado una vez, luego del recital de los “reyes” y los D-Champions, de que realmente, “El Sur si existe”.


Bernardo Damián Dimanmenendez









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