domingo, 17 de junio de 2007

Ciclo en el Rojas: Victoria, de Paseo



El pasado viernes 15 de Junio, la agrupación bonaerense Victoria Mil se presento en el Centro Cultural Rojas demostrando sus dotes de estetas de la canción pop, y logrando hacer de la abulia y desidia posmoderna sus principales instrumentos, en la composición de su obra.

El marco del Centro Cultural Rojas, con su estructura de anfiteatro cerrado con asientos, produce en el asiduo concurrente a recitales o eventos de música, una metamorfosis en su compostura. Así dispone a éstos, a una postura más relajada, y los enfoca en una “performer” más de escucha, (producto del menor contacto entre los cuerpos de los oyentes que se da al estar parados y amontonados), y al encontrarse cómodamente sentados, pareciera que en lugar de ver una banda estuvieran observando un “film para los oídos”.
Victoria Mil, con más de 10 años de trayectoria artística, y luego de 6 discos editados (dos como Victoria Abril y 4 como Victoria Mil), se constituye hoy en día, como una de las bandas que con mayor altura ha logrado pasar de la transición sónica en la que se inscribió durante los 90’, hacia una obra marcadamente personal, logrando de este modo, que en la mayoría de sus canciones se conforme un universo particular, a través de sus letras y a partir de los efectos de guitarra, samplers, moogs, que son acompañados por la (“yunkie” y grave a la vez), voz de Miguel Castro.
El show abre con “Bien equivocado”, en dónde el “Up, Up”, que repite Miguel Castro, le da paso a la juguetona guitarra de Julian Della Paolera, mientras la base del tema se hace explosiva a través del dueto de batería y bajo (Leonardo Santos y Sebastián Velásquez respectivamente) El tema muestra la quintaesencia de los Victoria Mil, temas en dónde la musicalidad que emanan de sus instrumentos, son decorados por el particular uso del “slang” (que en castellano sería el sinónimo de “argot”, el cuál es un lenguaje sumamente informal que usualmente es más hablado que escrito, y utilizado por grupos particulares de personas, como por ejemplo, los “rockers” británicos, desde los Beatles hasta el presente y en el plano del rock autóctono desde Los Gatos hasta los mismos Victoria ), que se enfoca a buscar el sentido de sus letras, a partir de la aparición súbita de antónimos a las palabras que va expresando (“Estoy bien, bien, bien, bien, bien equivocado”), mientras el tema cierra a través de finos punteos de Moog y rasposos acordes de guitarra. Le siguen la histriónica, “Andi”, (destacando el final del tema dónde el funky se mezcla con una especie de Krautrock especial), reflejando en la letra la paranoia que surge en las relaciones tortuosas, y dejando entrever una cierta desesperación del bonaerense que se inmiscuye con una mujer de la “crema palermitana”. Este “film-show” musicalizado en vivo, continúa y los Victoria Mil despachan las mejores bombas de su arsenal musical, (sobre todo de su disco “Armas” (2001), en dónde terminan de definir su patrón melódico de composición y “Este Cielo de Estrellas Caerá” (2003), su disco más personal y confesional, en lo que refiere a musicalidad y letras). Así repasan, todos los clichés que recorren la mente del joven del siglo XXI, y que a la vez, hacen de auxiliares en la composición de su arte. La explosiva “G-13” ( especie de confesional amor narcótico, con un uso particular de los “loops” de batería y en especial de los efectos de guitarra), “Consejos de arriba”, (donde el yeite de guitarra y el “tapping” de bajo, le dan marco a las visiones de un adicto arrepentido), “Si ibas lejos” (notable armado del puente de la canción, que permite que las guitarras se disparen potentemente), “Acá esta todo mal”,entre otros. En estos dos últimos temas, el “slang” de Miguel, actúa inteligentemente por redundancia de significado, (“Si Ibas lejos, era lejos”, o “Amor triturado, me triture de amor”),como intentando acrecentar el concepto o idea del tema, y logrando que los cortes vocales, no sean tan abruptos como ocurre en muchos de las bandas de pop actual. A continuación, se lanzan, con la impecable “No nos” (“shoegazer” pleno de la guitarra) y la reivindicación de un manifiesto atemporal de la juventud: “queremos vivir hoy porque no nos importa el mañana”, canta Miguel Castro.
El show promedia la hora, y este film musicalizado en vivo, esta llegando a su final, así pasa la explosiva “Ying Yang” (precisa y exacta mirada irónica sobre los “drogui dancer” de los tiempos actuales), y la nueva “El Oro” (“pepita” musical a ser valuada en el próximo álbum).
Así cierra la película de Victoria Mil en el Rojas, una banda que para muchos se encuentra ante la dicotomía de terminar “aggiornándose” en patrones de composición más digeribles y standarizados, o seguir en el pleno viaje de su arte, pero que por sobre todo esto, antepone un mundo particular de entender la música y así ofrecer al oyente (a través de sus canciones), la posibilidad de saberse situado en la “ambivalencia” del mundo posmoderno, con las ventajas y dolores que esto conlleva.
Bernardo Damián DimanMenendez

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