jueves, 24 de julio de 2008

"Cae la Muralla del Punk Disney"


En el inicio del ciclo Opus Rock Dei, en la localidad de Adrógue, se presentaron El PerroDiablo y Viva Elástico. Con distintas maneras de aportar energía a un show repleto de problemas técnicos, la filosofía virulenta de los perro, pone en jaque conceptos de desborde emocional y estético del lánguido “old-indie”, a la vez, que su fuerza, también es interrogada por sutilidad y delicadeza, que caracteriza a los Viva Elástico. Así, en el contraste de marcos de acción, la cosa para los perro y Viva fue un digno empate, en el compromiso de que el arte se hace con tacto, garra y pasión.


El frío en junio ya se hace sentir plenamente, más en los suburbios de zona sur como Adrógue. Así, en el Bar Circa, antiguo lugar de hidalgo culto a la música, despotricado actualmente por el mal gusto “new rich” de tosco reggaeton, el ciclo Opus Rock Dei, intenta buscar la fertilidad de que el buen paladar para el arte, y las voces escondidas, de numerosos músicos actuales, tenga su pequeño lugar de gritar presente, en los días actuales.
¿Nunca se preguntaron porque lo feroz y atronador, causa tanta conmoción que en su impacto nos atrae quizá por magnetismo, o tal vez por que detenta una vitalidad y fortaleza que en la diferencia percibida, nos sentimos diminutos, casi inválidos con piernas?.
PerroDiablo, insmicuido en una propuesta de utilizar a la música, como remedio caústico visceral, para paliar el desacato “naif” de floggers, y rockeritos de pelos de algodón, y sólo logran enraizar una nueva filosofía de vida, que pareciera querer narrar un chiste verde de “Jaimito” en plena Isla Maciel.
Lo diétetico, el perdón, no entra en la construcción de tormento emocional que pregona El PerroDiablo, y así, como nos asusta y a la vez, hipnotiza un trueno, Doma, (voz de los Perro), causa similar impresión. En su sagacidad por intentar desbordar al espectador, realiza un uso del teatro interpretativo “New Dadá” de los 60’, en dónde, el actor, (en este caso el cantante de PerroDiablo), logra un lucro redituable para con el “acting”, al lograr que el juego paródico de emisor-receptor, se torne paródicamente agresivo para el oyente, pero simbólicamente depositando el concepto de que el rock vive, siempre que de alguna manera incomode.
Asustadas, las “ovejas groupies indies”, el cacique Doma, recorrió a pura gestualidad todo rincón del Bar Circa, mostrando que los fortines de comodidad, siempre pueden ser incinerados, más allá del contexto o lo que el dueño del rancho dicte. Así a puro aguijonazo envenado de guitarra, repasaron temas como “Rebote”, “Todos los No”, hasta el beligerante “Malas Preguntas”, (el del ya archimencionado estribillo “Esto esta lleno de putos”). Así, algo quedo en claro, si bien los desbordes que caracterizan a los perro, a veces pueden causar malestar con dueños de equipos técnicos, su actitud de despreciar el “vampirizaje” de “abrazo de judas”, y que todo “está bien en el rock”, en realidad es una cruzada paliativa para separar lo que “si”, se nutre de sangre vigorosa, del “no”, de aquellos corazones que solo parecen bombear vinagre, para que el público de vez en cuando, pueda despertarse de su médium como escucha, y pasar a posarse en un plano de mayor desafío con la música y consigo mismo.
¿Para causar estupor, siempre es necesario el bisturí o, la fineza y sutilidad también puede generar un lazo de reconversión y nueva existencia para el arte?.
Acá, como contraste aparente en musicalidad y energía, pero en plena paridad en el compromiso de conllevar un discurso decente, personal y auténtico, aparecen los Viva Elástico.
Encabezados por la voz melancólica y de grito enraizado entre la desesperación del ávido de conocer nuevos mundos, pueblos, destinos y amores, los Viva, cumplen bien el protocolo de entregar algo del vuelto de humildad, dentro del espectro del rock, de contar historias románticas, suburbanas y de cierta ensoñación terrenal.
Así, repasaron temas como “Somos tan Felices”, “Imágenes de Amor”, “Las Motos” y “Volvió a Casa”. Así, las antes “ovejas groupies” asustadas, y que tanto aparentan gustarle el amor, pero en los hechos, solo suelen molerlo a palos, se arrimaron al escenario, atraídas por la música “hemingwayna” de los elástico, pero sumidas en el placer de la seguridad, aunque en el fondo su capacidad de comprender el desafío de aprender a volar, aterrice plenamente en la constipación mental.
Algo hay que entender con los Viva, se trata de lindas canciones, si obvio, pero de una construcción que figuran claramente en el apéndice de lo desgarrador, fuera de todo artilugio estético, que hacen al “Punk Disney” de hoy.
Entre el trueno y la brisa, entre la aparente paliza y la deliciosa caricia, no hay diferencia, solo son diferentes maneras de contar una verdad al mundo. Así, en las narraciones que en realidad son simplemente canciones o pedazos de un actual mundo asustadísimo por el compromiso o los riesgos serios, tanto los perro, como los viva, navegan siempre a buen puerto, ese que se encuentra en cada acorde de sus canciones y en cada arteria de sus corazones.

Bernardo Damián Dimanmenendez

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