Los Reyes Del Falsete, Viva Elástico y Mármol R, encabezan el “Adrogue Después”, metamorfosis, del recordado “Adrogué Sound”, de los 90’.
Zona Sur, con base en Adrogué, y localidades aledañas, detenta la función de “ghetto” de manera positiva. En los 90’, teñidos de hedonismo e imágenes localistas surge el “Adrogué Sound”, de la mano de la Nueva Flor, (luego Victoria Mil), Copiloto Piloto, Paoletti, entre otros.
Devaluación monetaria mediante y consecuente decadencia cultural, la jactancia y presunción que escondían dichos tiempos, hoy resulta un total imposible.
El famoso slogan hedonista de los Victoria Mil “pierdan la plata, después tendrán mucha” de la canción “Esta Época”, parece quedar en la actualidad, totalmente fuera de contexto estético, musical y filosófico.
Desplazada la “anglofilia” de los 90’, como parámetro de construcción artística, las bandas que núclea actualmente dicho sector del conurbano, no le temen a lidiar con las contradicciones y virtudes de elaborar música desde un lugar periférico y tercer-mundista. Así, el “Adrogué Sound”, es sustituido por la denominación “Adrógue Después”, que sintetiza el fin de cosmovisiones haladas y egocéntricas de los 90’, y el inicio de canciones que narran historias de raíz más criolla y popular.
Los Reyes del Falsete, retrotraen el famoso “sixty A capella” de los años 60’, leyendo de manera personal, el manual de la ironía que acaparo a cierto sector de lo alternativo durante los 90’. Su lenguaje musical pareciera una especie de “infanticidio”, en dónde las imágenes retratadas, hablan de un mundo doméstico, proclive al fastidio, (“Me caes mal, realmente mal”,), enuncia la letra de “El Gran Cohete”, o la ironía, (“el pelo se cayo, la cara se cambio de forma” en “La Fiesta de la Forma”. Ellos, afirman la importancia de las vivencias en comunión con amigos y otras bandas al decir: “Existe una relación con Adrogué y las bandas, que no tiene que ver plenamente con lo musical, sino con todo lo demás, ya sean chicas, birras, salidas, etc”.
Mármol R oriundos de la localidad de Mármol y Viva Elástico provenientes de Longchamps, aparentan brindar imágenes de reencuentro con espacios e imágenes sentimentales, que recuerdan a los mejores tiempos del rock argentino de los años 80’, cuando lo importante era cantar canciones que retraten hechos y personas, parecidos a uno, y no el “yoísmo” atroz, de tiempos actuales. Si bien en ambas bandas, hay rastros de elocuente romanticismo, la búsqueda de imágenes de Mármol, es claramente purgatoria. Su música conjuga lo “tropical” con el recordado “Manchester” de los 80’, logrando un romanticismo puramente biológico y enérgico. Al hablar de su música cuentan que “nuestra forma de crear, esta muy relacionada con el deseo no concretado y la insatisfacción. Por ende, las minas que nos rebotaron, nos rebotan y nos rebotarán”. Como ejemplo de esto, vale la letra de “Así no se mata a un criollo”, cuya letra narra: “Y yo me volví, deprimido hacia el sur, y yo me volví angustiado y sin luz”.
Viva elástico por su parte, construye canciones que muestran cierta búsqueda de reconversión espiritual, por fuera del actual desenfreno carnal y posmoderno. Canciones como “Imágenes de Amor” o “Las Motos” que narra: “Después de tanto tiempo, vas a ver a la muchacha que te gusta tanto, juntos se deslizaran tomados de la mano, y al caminar verán que todo pasa rápido”, toman una veta filosófica de ensoñación casi “Hemingwayana”, (en referencia al escritor Ernest Hemingway), en dónde la desesperanza a la vez, genera marcos de retirada hacia un horizonte infinito de nuevas posibilidades. Alejandro Schuster, su líder y cantante, dice que “Si existe una idea de revolución, esta pasa por el hecho de escaparle a la masificación en todas sus formas, liberar sensaciones y derribar mitos”.
Fuera de todo pretencionismo estético o artístico, el desafío para esta nueva camada, pasaría por dejar a un lado, la timidez o “snobismo” que históricamente envolvió a todo lo que se deposite sobre los laterales del gusto popular. Así partiendo de su universo espiritual y artístico, la búsqueda debería pasar por lograr que su música termine siendo representativa de cualquier estrato social y doméstico, para terminar de superar el estancamiento que el “rock chabón”, depositó en el imaginario de los jóvenes argentinos en los últimos 15 años.
Bernardo Damián Dimanmenendez
Zona Sur, con base en Adrogué, y localidades aledañas, detenta la función de “ghetto” de manera positiva. En los 90’, teñidos de hedonismo e imágenes localistas surge el “Adrogué Sound”, de la mano de la Nueva Flor, (luego Victoria Mil), Copiloto Piloto, Paoletti, entre otros.
Devaluación monetaria mediante y consecuente decadencia cultural, la jactancia y presunción que escondían dichos tiempos, hoy resulta un total imposible.
El famoso slogan hedonista de los Victoria Mil “pierdan la plata, después tendrán mucha” de la canción “Esta Época”, parece quedar en la actualidad, totalmente fuera de contexto estético, musical y filosófico.
Desplazada la “anglofilia” de los 90’, como parámetro de construcción artística, las bandas que núclea actualmente dicho sector del conurbano, no le temen a lidiar con las contradicciones y virtudes de elaborar música desde un lugar periférico y tercer-mundista. Así, el “Adrogué Sound”, es sustituido por la denominación “Adrógue Después”, que sintetiza el fin de cosmovisiones haladas y egocéntricas de los 90’, y el inicio de canciones que narran historias de raíz más criolla y popular.
Los Reyes del Falsete, retrotraen el famoso “sixty A capella” de los años 60’, leyendo de manera personal, el manual de la ironía que acaparo a cierto sector de lo alternativo durante los 90’. Su lenguaje musical pareciera una especie de “infanticidio”, en dónde las imágenes retratadas, hablan de un mundo doméstico, proclive al fastidio, (“Me caes mal, realmente mal”,), enuncia la letra de “El Gran Cohete”, o la ironía, (“el pelo se cayo, la cara se cambio de forma” en “La Fiesta de la Forma”. Ellos, afirman la importancia de las vivencias en comunión con amigos y otras bandas al decir: “Existe una relación con Adrogué y las bandas, que no tiene que ver plenamente con lo musical, sino con todo lo demás, ya sean chicas, birras, salidas, etc”.
Mármol R oriundos de la localidad de Mármol y Viva Elástico provenientes de Longchamps, aparentan brindar imágenes de reencuentro con espacios e imágenes sentimentales, que recuerdan a los mejores tiempos del rock argentino de los años 80’, cuando lo importante era cantar canciones que retraten hechos y personas, parecidos a uno, y no el “yoísmo” atroz, de tiempos actuales. Si bien en ambas bandas, hay rastros de elocuente romanticismo, la búsqueda de imágenes de Mármol, es claramente purgatoria. Su música conjuga lo “tropical” con el recordado “Manchester” de los 80’, logrando un romanticismo puramente biológico y enérgico. Al hablar de su música cuentan que “nuestra forma de crear, esta muy relacionada con el deseo no concretado y la insatisfacción. Por ende, las minas que nos rebotaron, nos rebotan y nos rebotarán”. Como ejemplo de esto, vale la letra de “Así no se mata a un criollo”, cuya letra narra: “Y yo me volví, deprimido hacia el sur, y yo me volví angustiado y sin luz”.
Viva elástico por su parte, construye canciones que muestran cierta búsqueda de reconversión espiritual, por fuera del actual desenfreno carnal y posmoderno. Canciones como “Imágenes de Amor” o “Las Motos” que narra: “Después de tanto tiempo, vas a ver a la muchacha que te gusta tanto, juntos se deslizaran tomados de la mano, y al caminar verán que todo pasa rápido”, toman una veta filosófica de ensoñación casi “Hemingwayana”, (en referencia al escritor Ernest Hemingway), en dónde la desesperanza a la vez, genera marcos de retirada hacia un horizonte infinito de nuevas posibilidades. Alejandro Schuster, su líder y cantante, dice que “Si existe una idea de revolución, esta pasa por el hecho de escaparle a la masificación en todas sus formas, liberar sensaciones y derribar mitos”.
Fuera de todo pretencionismo estético o artístico, el desafío para esta nueva camada, pasaría por dejar a un lado, la timidez o “snobismo” que históricamente envolvió a todo lo que se deposite sobre los laterales del gusto popular. Así partiendo de su universo espiritual y artístico, la búsqueda debería pasar por lograr que su música termine siendo representativa de cualquier estrato social y doméstico, para terminar de superar el estancamiento que el “rock chabón”, depositó en el imaginario de los jóvenes argentinos en los últimos 15 años.
Bernardo Damián Dimanmenendez