jueves, 31 de julio de 2008

"Entre lo permeable y lo auténtico"


Hay discos que parecieran cumplir la función de ante-ultimo hormigón antes que la arquitectura de la escena musical sea redefinida nuevamente. Dichas obras vienen a paliar un cierto estado de diálisis actitudinal, determinado por la ceguera de oyentes, músicos y medios de difusión inclusive.
“Compañía de la agrupación Ático, busca el dial de antiguos discos foráneos que sirvieron para demarcar nuevos modos prácticos y filosóficos musicales, como pueden ser el Doolitle de los Pixies (1989) o el Daydream Nation de Sonic Youth (1988) y en el vernáculo como lo pueden ser el Don Cornelio y la Zona (1987) de los tutelados por Palo Pandolfo, o el Fin de Semana Salvaje (1992), de los Brujos.
Todos estos discos, se paran desde un lado lateral, para constituirse primeramente, como cierta opción contracultural artística y estética de lo que los medios masivos hacen rotar por radios y TV.
“Compañía” se inscribe en un contexto local donde la lujuria hedonista, o las sensaciones de parquedad sentimentales,(según fueron comprendidas en los 80’ y 90’) son desplazadas y lapidadas por la emergencia económica y de variables culturales, (no es lo mismo jugar a ser romántico o pseudo vanguardista en dichas décadas, que en la actualidad), siendo muy delgada la línea que separa lo auténtico de lo ridículo.
Así, los 2000, entre una mirada multigenérica y pluriabarcadora, determino que el ensanche de opciones, choque contra una importante falta de background musical y estético, tanto por parte numerosos músicos, como de sus mismos oyentes.
El camino iniciado por El Mato a Un Policía Motorizado allá por el 2003, como redescubridores del Kraut, y un real espíritu proto-punk, hoy 5 años después clarifica en parte, quiénes parecieran estar más cerca de algún tipo de idoneidad, dentro de un rock que perdió todo tipo de respeto.
Ático, platenses al igual que “El Mato”, recorre de manera certera todo ese manual de efervescencia sónica, a través de las famosas quintas machacadas, y la disonancia de riffs constantes y de abrupto corte, acompañadas la base constante y encendida en bajo y batería. Así aparecen desde una línea de composición retro y correcta, temas como “Caras manufacturas”, “Baqueano” o “Paisaje”.
Sin embargo, el verdadero valor de la banda es cuando funde dichas estructuras musicales con cierto espíritu mitológico y denso de post rock (apoyados en los minimalistas arreglos luctuosos de teclado), que empapó a bandas como Suicide, o Manicured Noise a fines de los 70’.
En temas como “Estadios” o “Amarillo”, la música de Ático alcanza un “travelling” emocional, que dan la sensación de canciones construidas como si se estuviera intentado ofrecer imágenes culmines de algún buen film de suspenso. No solamente, la emocionalidad viene de los sonidos, sino que lo personal musicalmente, termina ganándole al concepto retro de armado musical, antes mencionado.
Por otro lado, en dichos temas, lo lírico demarca el territorio de la irritabilidad actual, dejando en claro que la realidad es otra en el 2008, comparada a la desesperanza de los 90’ y los 80’.
Así, en un contexto de parquedad, carencia y resignación, las letras narran hoscos panoramas contextuales, que cualquier joven de cualquier ciudad del país, puede fácilmente reconocer. En “Amarillo”, la letra dice: “Esta ciudad padece un fantasma, La novedad, es que “el bondi no pasa más, nada más” o “Estadios”, que dice: “Un estado insoportable, la simple combinación de las vivencias, surge de mí una constelación difusa, narrar algo con una potencia brusca y excitante, ya que todo tiende a fastidiarme”.
Ahí claramente desde un personal lenguaje musical y lírico, Ático, delimita inconscientemente o no, un concepto donde lo nuevo, es desplazado hacia lo “neo”, en relación, a que su arte, es actual con el contexto, y retoma a su manera, elementos o legados que sembró la cultura rock con el paso de los años. En dichos momentos, cuando lo plenamente auténtico, le gana a ciertas filtraciones obsecuentes de esteticismo y melomanía, la música de Ático se despliega plenamente, y con un alto rédito para el oyente.
Más allá de ciertas licencias de porosidad compositiva, el disco resulta plenamente satisfactorio, debido a que el concepto de “obra personal” y los dotes que de la misma se desprenden, esta claramente definido en la mayoría de los temas de “Compañía”.
Si el Ático, es el último edificio de un terraza, solo le faltaría a los platenses, animarse a pegar el salto hacia un lugar, dónde todo preconcepto musical que funciona como base, termine cediendo lugar hacia un territorio artístico, dónde ellos por cualidades interpretativas, serían unos dignos terratenientes musicales, que ejercitarían una jugosa “dictadura musical”.
Como dice Palo Pandolfo, en la letra de “El Rosario en el Muro”:“Si ya estas en la azotea salta, si ya estas en la azotea salta, después de esta vida loca, para que seguir así nene, salta”.
En síntesis, el futuro bienaventurado, pareciera estar en sus manos, siempre y cuando, el brinco musical próximo, determine una esbelta cabriola y no una repetida y tosca caída artística, a las cuáles últimamente los escuchas, pareciéramos estar resignados a acostumbrarnos.


Bernardo Damián Dimanmenendez

domingo, 27 de julio de 2008

"Colonos de una nueva religión"


En Adrogué y a pleno candor musical se presentaron las agrupaciones Mármol R y Soundblazter. Con la capacidad de otorgarle a su música una dosis personal que apunta a visualizar gemas emocionales de visiones diarias, palpables y febriles, la cáscara de cómo se descubrió al barrio y el conventillo que el mismo genera en los 90’, cambia de forma y color a través de sonidos y narraciones más contemporáneos.


El rock es un género musical, y como todo arte expresada, esta tiene mayor o menor validez según como sus practicantes puedan ostear horizontes no esperados. Así, como Cólon descubrió América, hoy en día, parecen pocos los músicos que detenten una actitud colónica a la hora de conquistar nuevas tierras musicales.
Si bien todo pareciera estar hecho en el rock, siempre hay margen y nunca se debe perder la esperanza desde un plano de “retroacción”.
Así, dentro de la situación de emergencia que vive un país cada vez, más sumido en la tosquedad de tacto e imaginación, (producto de la pauperización económica y cultural), por lo general se termina recayendo, en dos posturas en la música: la demagogia purista de la repetición de formas, o en la indulgencia que termina generando agentes encubiertos de la SS, sonora, lejos de lograr un producto que mixturize la “picaresca” criolla, con atrayentes universos sonoros foráneos.
Mármol R y Soundblazter rompen con todo este presupuesto de blanco o negro, comprendiendo que en la música, la poliformidad creativa debe tener primacía.
Si hace tan sólo 7 años atrás el grito de Cristián Aldana: “La Cumbia es una mierda”, quizá ofuscado por no poder marcar el nuevo rock argentino noventero, a toda una generación que termino levantando banderas laxas y populismo de bajo calibre, era un caballito de batalla digno para la post alternatividad, hoy las cosas han cambiado rotundamente.
Primeramente, si la alternatividad se nutre de cierto background musical anglófilo, es de tener en cuenta para los músicos locales, que muchos de los “song-writers” británicos, forman parte del típico inglés que no replantea mucho su existencia filosófica, ni sus consumos culturales, sino solo hace música porque es lo que más atrapa en la vida, (tenemos el caso de los Happy Mondays, Stones Roses en los 80’ y de Oasis en los 90’).
Entonces la dicotomía cumbia o popular, igual retrógrado o grasa, queda nulificado porque cada expresión tiene un contexto para decodificarse. Así, si uno abre la imaginación, no pareciera haber mucha diferencia entre la manera de sentir la vida de un integrante de Flor de Piedra y un mientro de los Happy Mondays o Stones Roses.
Utilizando ese concepto de que lo popular forma parte de una manera auténtica de expresar un estado de cosas, pero llevando al magma de su corazón de sonidos y vivencias personales, Mármol R, lapida todo cipayismo foráneo y todo chauvinismo nacionalista, a través de un “Tropi-Madchester”, que narra, canciones de furioso desencanto sentimental como “Así no se mata a un Criollo”, serenatas entre densidad e ironía como “Rita” o “Siempre hay rincones”, y también hay lugar para la canción “Beach” (siempre en la clave ochentera madchester de orientar sus ondas sonoras), como “Me Molestan” o “Qué Otra Función del tiempo”.
La electrónica con las raves de inicios de los 90’, y su evolución en trip-hop, o Drum and bass, logró que la energía de “punkitud” del grunge también pueda practicarse sin necesidad de tantas guitarras. Así, Prodigy, evolucionó y en sus primeros Lps como “Experience” o “Music for the Jilted Generation”, ya definía un universo cyber punk.
Soundblazter, oriundos de Lomas, platenses por adopción, pareciera gestar, a través, de una relectura del dub electrónico, del regio rock experimental y porque no también del Drum and Bass, una patología creativa dónde ser periférico y del conurbano, es expresada a través de energéticos samples collages musicales.
Así, orientados a que la electrónica es un género popular, pero sin hacer de esto un unicato de solemnidad, logran conjugar un mundo propio, que mezcla la emergencia de ser desplazado, con un “Kitsch” escénico visceral, directo, y sin pausas, dónde la puerta a lo festivo o “el agite”, está abierta a cualquiera que pueda entender la música por fuera de líneas puristas y sin necesidad de falsa congratulación hacia el espectador, sino por el contrario, asaltándolo todo el tiempo, sin otorgarle respiro alguno.
Así, entre otros, pasan como dinamitas hormonales “Play”, “Vía Circuito”, “Radio Studio Dance”, hasta llegar al final con “Visiones de Pablo”.
En síntesis, Mármol y los blazter`, son retazos positivos, de una comprensión del rock que ya no busca la jactancia de la novedad por la novedad, sino que desde un concepto “neo”, metamorfosea su identidad, para que el gusto criollo, suburbano, barrial y palpable para cualquier joven o persona que transita la universidad de la vida, no quede huérfano de referentes musicales que viven un presente tan impredecible como ellos mismos.
Para ello, la función de colonizar nuevas maneras de comprender a la música, es la expedición obligada de Mármol R y Soundblazter, para que una nueva “América Musical”, puede ser disfrutada por todos, y a la vez, perderse en un discurso, que no discrimine géneros musicales, ni estéticos.
Bernardo Damián Dimanmenendez

jueves, 24 de julio de 2008

"Cae la Muralla del Punk Disney"


En el inicio del ciclo Opus Rock Dei, en la localidad de Adrógue, se presentaron El PerroDiablo y Viva Elástico. Con distintas maneras de aportar energía a un show repleto de problemas técnicos, la filosofía virulenta de los perro, pone en jaque conceptos de desborde emocional y estético del lánguido “old-indie”, a la vez, que su fuerza, también es interrogada por sutilidad y delicadeza, que caracteriza a los Viva Elástico. Así, en el contraste de marcos de acción, la cosa para los perro y Viva fue un digno empate, en el compromiso de que el arte se hace con tacto, garra y pasión.


El frío en junio ya se hace sentir plenamente, más en los suburbios de zona sur como Adrógue. Así, en el Bar Circa, antiguo lugar de hidalgo culto a la música, despotricado actualmente por el mal gusto “new rich” de tosco reggaeton, el ciclo Opus Rock Dei, intenta buscar la fertilidad de que el buen paladar para el arte, y las voces escondidas, de numerosos músicos actuales, tenga su pequeño lugar de gritar presente, en los días actuales.
¿Nunca se preguntaron porque lo feroz y atronador, causa tanta conmoción que en su impacto nos atrae quizá por magnetismo, o tal vez por que detenta una vitalidad y fortaleza que en la diferencia percibida, nos sentimos diminutos, casi inválidos con piernas?.
PerroDiablo, insmicuido en una propuesta de utilizar a la música, como remedio caústico visceral, para paliar el desacato “naif” de floggers, y rockeritos de pelos de algodón, y sólo logran enraizar una nueva filosofía de vida, que pareciera querer narrar un chiste verde de “Jaimito” en plena Isla Maciel.
Lo diétetico, el perdón, no entra en la construcción de tormento emocional que pregona El PerroDiablo, y así, como nos asusta y a la vez, hipnotiza un trueno, Doma, (voz de los Perro), causa similar impresión. En su sagacidad por intentar desbordar al espectador, realiza un uso del teatro interpretativo “New Dadá” de los 60’, en dónde, el actor, (en este caso el cantante de PerroDiablo), logra un lucro redituable para con el “acting”, al lograr que el juego paródico de emisor-receptor, se torne paródicamente agresivo para el oyente, pero simbólicamente depositando el concepto de que el rock vive, siempre que de alguna manera incomode.
Asustadas, las “ovejas groupies indies”, el cacique Doma, recorrió a pura gestualidad todo rincón del Bar Circa, mostrando que los fortines de comodidad, siempre pueden ser incinerados, más allá del contexto o lo que el dueño del rancho dicte. Así a puro aguijonazo envenado de guitarra, repasaron temas como “Rebote”, “Todos los No”, hasta el beligerante “Malas Preguntas”, (el del ya archimencionado estribillo “Esto esta lleno de putos”). Así, algo quedo en claro, si bien los desbordes que caracterizan a los perro, a veces pueden causar malestar con dueños de equipos técnicos, su actitud de despreciar el “vampirizaje” de “abrazo de judas”, y que todo “está bien en el rock”, en realidad es una cruzada paliativa para separar lo que “si”, se nutre de sangre vigorosa, del “no”, de aquellos corazones que solo parecen bombear vinagre, para que el público de vez en cuando, pueda despertarse de su médium como escucha, y pasar a posarse en un plano de mayor desafío con la música y consigo mismo.
¿Para causar estupor, siempre es necesario el bisturí o, la fineza y sutilidad también puede generar un lazo de reconversión y nueva existencia para el arte?.
Acá, como contraste aparente en musicalidad y energía, pero en plena paridad en el compromiso de conllevar un discurso decente, personal y auténtico, aparecen los Viva Elástico.
Encabezados por la voz melancólica y de grito enraizado entre la desesperación del ávido de conocer nuevos mundos, pueblos, destinos y amores, los Viva, cumplen bien el protocolo de entregar algo del vuelto de humildad, dentro del espectro del rock, de contar historias románticas, suburbanas y de cierta ensoñación terrenal.
Así, repasaron temas como “Somos tan Felices”, “Imágenes de Amor”, “Las Motos” y “Volvió a Casa”. Así, las antes “ovejas groupies” asustadas, y que tanto aparentan gustarle el amor, pero en los hechos, solo suelen molerlo a palos, se arrimaron al escenario, atraídas por la música “hemingwayna” de los elástico, pero sumidas en el placer de la seguridad, aunque en el fondo su capacidad de comprender el desafío de aprender a volar, aterrice plenamente en la constipación mental.
Algo hay que entender con los Viva, se trata de lindas canciones, si obvio, pero de una construcción que figuran claramente en el apéndice de lo desgarrador, fuera de todo artilugio estético, que hacen al “Punk Disney” de hoy.
Entre el trueno y la brisa, entre la aparente paliza y la deliciosa caricia, no hay diferencia, solo son diferentes maneras de contar una verdad al mundo. Así, en las narraciones que en realidad son simplemente canciones o pedazos de un actual mundo asustadísimo por el compromiso o los riesgos serios, tanto los perro, como los viva, navegan siempre a buen puerto, ese que se encuentra en cada acorde de sus canciones y en cada arteria de sus corazones.

Bernardo Damián Dimanmenendez

jueves, 17 de julio de 2008

"El esteticismo musical bien leído"


Un turista es un viajero, que ávido de conocer nuevos lugares, se somete a la excursión e investigación de un hábitat desconocido. Banda de Turistas pareciera indagar de manera personal, auténtica y hasta lujuriosa, todo el manual del sonidismo “Kraut” y también los desbordes de lisergia musical de fines de los 60’.
Ya desde el primer tema “Las Casas de Brian”, y a través de intensos usos de cámaras en las guitarras, la banda despliega una bajada musical auténtica y personal, buscando siempre que la batería cruzada, los deposite en una especie de incesto tribal sonoro.
Incesto, porque hoy en día, con lo trabajado que están la mayoría de los géneros de la música, pareciera que la lectura personal de los Turistas, es plenamente hedonista, lujuriosa o jactanciosa, sin caer afortunadamente, en la perorata que actualmente acarrea al “kraut políticamente correcto” argentino. Así, autodidactas, y con la comprensión exacta del esteticismo aplicada a su música, reportan además (inconcientes o no) un manual archileído de tácticas para atrapar y deslumbrar al oyente.
La constancia “Motorik” de batería, permite que el trabajo de los teclados, guitarras y el bajo, hagan surgir estalactitas de preciosas melodías, utilizando la parte más cándida de sonoridad que sembraron 40 años atrás, el “Ralph and Florian” de Kratwerk, ciertos pasajes de “Cluster II” y el proto-punk denso y abrasivo de Neu! (escuchar los temas “Cóctel de Instantáneo” o “Mantrax”).
Investigando el mapa del antiguo “Adrógue Sound”, en el plano vernáculo, enhebrado en su momento por Victoria Mil, a través de “beat lisérgico”, cierran el disco con piezas ácidas, como si fueran fotografías de universos estroboscópicos, psicodélicos y de envoltura mitológica como resultan “Tema Final” y “Tema Final Segundo”.
Si bien Cóctel Instantáneo, representa un ep de 6 temas, que la banda grabó para el cortometraje “Oh Carola”, del realizador argentino Roberto Llauró, hay todo un alfabeto inscripto en el álbum que dejan en claro que lo personal, valioso y auténtico siempre va de la mano de la calidad, sino es imposible arribar a buen puerto o que la excursión sea eficaz, ya sea para el oyente o los mismos músicos.
En su expedición como revisionarios de géneros musicales como el “beat lisérgico” o el “kraut”, Banda de Turistas, no remiten a imágenes campestres, como mucho se ha dicho sino por el contrario, a una poliformidad sonora, que hace a su desenvolvimiento y corazón creativo. En síntesis, se trataría de “Kraut Hedonista” como si fuera una peregrinación repleta de musicalidad, interpretada desde un concepto “neo” para practicarla, pero desde el cúmulo nervioso que dictan sus cerebros y empalaga sus endorfinas, para placer de ellos y porque no, de nosotros también.


Bernardo Damián Dimanmenendez

"Pócima para despabilarte"


Travesti realizó su primera presentación del año en el teatro El Nacional. Así, entre los sonidos de su laboratorio musical alucinógeno y su capacidad de performers “deformes”, la satisfacción de volver a verlos pasa, por ver como los travas conjugan pócimas musicales novedosas y redituables para los oídos.


El viernes en el Nacional, la puerta se rodeaba de apenas unas 50 personas, las cuáles esperaban ansiosos el primer recital de Travesti del año.
Si la pócima es el conocimiento medicinal de materiales vegetales, la pócima de los travas, pareciera ser la capacidad de hilar en sus fórmulas musicales, una resolución vital y eficaz, para que el espectador no termine desvirtuando su atención o aburriéndose.
Abren, con ese extracto de music hall de desidida urbana, que resulta ser “Juventud Residual”, para luego pasar al nuevo “Rumbo al Brujo”, tema dónde el comienzo de Floxon susurrando palabras va creciendo hasta lograr un acertado tono de
“Rock episcopal”, haciendo que esa especie de liturgia que parecen recortar los recitales de Travesti, siga por la buena senda.
Más tarde, repasan temas como “Bloody Marie”, intercalando ese efectivo uso del “noise”, al que Floxon nos tiene acostumbrado, y bien apoyados por los sonidos pesados y tenebrosos de los sintetizadores de “Gauchito sónico”.
Luego, pasa la versión punk industrial del tema de los ácidos camboyanos, que readaptan dentro de su filosofía musical que es “No estudies”.
La energía de Travesti, resulta oscura, pero no por lo maligna, sino por la manera en que encara la vibra de su música, hacia lados de extrema densidad para el oyente, como si se tratará no de un recital, sino de una suerte de “Protesta Humana” musicalizada.
Así, en esta especie de ritual musical, “caversónico”, luctuoso y misterioso a la vez, da luz a una especie de “Happening maquiavélico”, en dónde lo espontáneo lleva al oyente a una ruta sin retorno, de esas que con km metro recorrido, lo depositan en una densidad de sensaciones poliformes, que lo dejan dudando, si esta siendo sometido a un ridículo escabroso, o una obra de arte genial y futurista.
En esa especie de trance al que lentamente es sometido el oyente, los travas, despachan un añejo tema y que en un sentido es una fidedigna muestra de cómo pueden unir, “shoegaze” con bases de tecno industrial o gótico.
El resultado de todo esto, es “En/trans”, un tema que entre el homenaje a los personajes pictóricos de la Factory Warholiana de los 60’, muestra una fuerza contundente, que termina despabilando a puro bofetazo a los espectadores.
Así, cierran los Travas, su primer show del año, dejando en claro que su compromiso con la vanguardia honorable y ridícula, tan valorada en otros tiempos, sigue firme e intacta y con la enjundia de que el mayor desafío que les espera pasa por la capacidad del público de saber interpretarlos.
En esa disputa, emisor-receptor, entra en juego la genial obra de Travesti, y en el mismo juego, no hay vencedores ni vencidos, sino un rol o papel que lucha por romper con toda estructura o molde constipante y regresivo.

Bernardo Damián Dimanmenendez

domingo, 13 de julio de 2008

"Paso a paso, preparando el salto final"


El Mato a un Policía Motorizado, se presentó el sábado en el local de Petecos. En un show, directo y corto, lo que queda ya por destacar de El Mato, (dentro de los miles de elogios que cosechó en los últimos 3 años)sería, que iniciados dentro del indie con una visión particular de la música, esta misma puede llevarlos a punto de encuentro masivo, sin ninguno tipo de traición o jactancia chauvinista.


La noche era rotundamente fría, quizá la más gélida en lo que va del año. La concurrencia en el circular boliche de Petecos, era variada, desde “chongofílicos”, hasta los abonados clásicos, a “todo me da lo mismo”.
El mato a un Policía Motorizado, es la banda que le puso oxígeno al rock local, hace casi 4 años, con la salida de su primer Lp, titulado homónimamente. En una época donde las nuevas bandas se había acomodado a un discurso “exi naif” (por la torpe filosofía existencial que pregonaban), el mato recuperaba toda una línea musical, que siempre emano fuerza desde el lado de la sutilidad, (como lo es el “kraut-rock”), pese a que practicarlo hoy en día, sea políticamente correcto, más que un desafío práctico-artístico en sí.
Su fuerza moral, claramente esta nutrida de canciones emocionales, pero por caminos de particularidad, ya sea desde como se cruzan las guitarras, hasta el sentido lírico minimalista de Santiago, (esos cantantes que miden milimétricamente las frases para no terminar “enchastrando”, las canciones).
Así, a fuerza de himnos la banda, si bien parte de un discurso musical “indie” (son platenses obvio), la superación que han logrado, hace que desde un gomero fanático de la cumbia, pasando por un “punkeke” ortodoxo (adicto a “ataques musicales”), hasta un ortodoxo del rock clásico, (esos de la remera de V8), lo escuche con respeto y porque no, obviamente gusto.
Abren con ese himno, que termino por definir su estilo “Navidad en los Santos”, para luego pasar a temas como “Viejo Ebrio y Perdido”, “Amigo Piedra”, o “Sábado”.
Sin sobresaltos, claramente exponiendo un universo musical, didáctico, amiguista y contagioso, la capacidad de sobrellevar un show, con altura y soltura, en jóvenes que promedian los 25 años, es realmente notable.
Finalmente y luego de la ironía clásica de Santiago para cerrar el show, “Bueno, me tengo que ir, mañana tengo que cubrir un partido del ascenso”, se despachan con una versión al palo, de un cover de “Jesús and Mary Chain”; “Head on”, pero versionando en castellano, la que los Pixies realizaron, (o sea el cover del cover, ya que el tema es de Jesús, pero la versión tocada remite a la hecha por los Pixies).
Para finalizar podemos hacer un racconto de los ítems que destacan en la banda, y el desafío máximo personalmente que les espera.
*El mato, resulta ser el sueño hecho de realidad, de que cualquier joven melómano de veintipico de años, que siempre deseo tener una banda con un sonido personal, y que marque un territorio de fantasía y pasión, sin necesidad de jugar a ser una “estrella de rock bananera”.
*Con “Navidad de Reserva”, en el 2005, despabilaron para siempre a una generación que parecía sumergirse en el “néctar venenoso de los lánguidos”.
*Si bien, no hay muchas diferencias entre las dudas filosóficas que puedan partir de jóvenes reflexivos de ciudades cosmopolitas como La Plata o Buenos Aires. La diferencia parecía pasar por que los platenses más capaces y menos vergonzosos para entender la naturaleza del ser humano, (falible, no exenta de error) y asumirse a partir de todo esto, como “aprendices de las miserias propias y ajenas”, hace que su práctica se ponga en un plano práctico mucho más redituable. “Viejo Ebrio y Perdido” y “Amigo Piedra”, son un claro ejemplo de lo mencionado.
*Toda banda tiene que ofrecer un mundo particular, que los recorte dentro del mundo del rock. Con la trilogía, que iniciaron con “Navidad de Reserva”, continuaron con “Un Millón de Euros” y cierran este año, lograron que el sentimentalismo pretencionista, se deja de lado, por visiones terrenales que afectan a cualquier persona con un mínimo de aprecio por las cosas hechas con garra y pasión, desde bien adentro del corazón.
*La crisis de identidad del rock anglosajón y norteamericano, hace que no haya una escena visualmente identificable, como siempre ocurrió para los músicos del rock vernáculo. El camino que muestra el mato, es inspirador a miles de adolescentes que secretamente rasgan sus primeros acordes defectuosos, desde cualquier habitación anónima aún del país.
*El rock, como género ha perdido capacidad contracultural, por eso mismo desde la raigambre de su nacimiento, El mato, jamás pareció tenerle respeto a esto, como manera de lograr una suerte de reconversión de rituales o estereotipos mediáticos y estéticos.
Entonces a partir de esto, el desafío para El mato, personalmente podría ser:
En base, a una musicalidad personal, contagiosa, furiosa, y descarnada, su lugar dentro del indie, debe llegar a niveles masivos, (con las traiciones que ello puede implicar), pero pese a esto, es hora que luego de casi 15 años de “semi-anónimato”, de todo lo que agrupo al “indie rock”, el mato debe animarse a niveles de figuración populares.
Casi como un alarido final que sirva de reconversión a miles de oyentes que esperan algo que los mueva de su asiento de una vez y para siempre. En síntesis, El mato sabe que puede crear nuevos evangelistas del rock, ya sea que estos provenga de religiones en apariencia, (no en contenido de catarsis sentimental), tan disímiles como La Renga, Los Piojos o Los Redondos.

Bernardo Damián Dimanmenendez