miércoles, 18 de junio de 2008

"Recordando tu expresión"


El pasado sábado, en el cierre del ciclo de la revista digital Avantt Magazine, en Uniclub. Mármol R, como Viva Elástico, demostraron a través de música introspectiva, dulzona, catártica y juguetona, que generalmente la intuición en la práctica hace a la frondosidad espiritua

Sábado, a la noche, lugar de mil pecados y también de mil perdones. Así, entre los murmullos de la gente entrando hacia el boliche, abrió la noche Viva Elástico.
Ayudados debido a la veta acústica del show, por cajas de ritmo, y teclados, Viva encabezado por Alejandro Schuster abre con el instrumental “Matemático”, (de geométrica resolución tal como lo indica su nombre). Luego los viva, empiezan a recorrer su universo personal, de ensoñación de imágenes de retiro espiritual hacia un lugar más ameno para el corazón y uno mismo, con la nueva canción, “Hablar de a dos”.

Luego le siguen “Dicha” y “Volvió a casa”, y toda ese metáfora implícita de los viva, narrando trayectos que narran un cierto temor oculto por los regresos abatidos, por la esperanza que da el tiempo diario, (especialmente cuando es mediodía y todavía falta para que la noche aceche), tratan de canciones que toman una veta filosófica de ensoñación casi “Hemingwayana”, (en referencia al escritor Ernest Hemingway), en dónde la desesperanza a la vez, genera marcos de acción de retiro hacia un horizonte infinito de posibilidades, que la misma vida otorga.
Tampoco en Viva Elástico, hay una constante debacle espiritual, sino que también asoman imágenes pictóricas de recorridos fotográficos románticos y actuales, como parecen ser “Imágenes de Amor” o “Las Motos”. El amor o afecto profundo es tomado como un viaje profano y a la vez sagrado, fuera de todo espíritu amarillista o sensacionalista.
O sea, buscando en base, a una poesía clásica, pequeños momentos o destellos, de amenidad, comodidad. Intuyendo que lo más profundo de alguna manera se construye de a dos, más allá de que la fórmula simple, siempre otorgue resultados complicados o no esperados.
En búsqueda de lo diáfano, de la claridad para simplificar momentos gratos, y también del laberinto sin salida, que con el paso del tiempo eso se vuelve, es quizás el magma musical personal y más valioso, que Alejandro en voz, bien secundado por Santiago en “sintes”, y Mateo en guitarra, hacen de Viva, una banda que reencuentra en canciones que narran una búsqueda de reconversión buscando en imágenes que expresan, que lo carnal y profundo, vale más que cualquier bajo vuelo, dónde el desenfreno, hace que por lo general, solo que probemos, pedazos pequeños de personas y cosas, que bien podrían haber sido, todo un nuevo rumbo, pero por miedo y negligencia actitudinal, nunca le dimos la chance merecida.
Más tarde llegó el turno de Mármol R, ubicados cómodamente en el universo de cajas rítmicas, y teclados (debido a la falta de baterista aún), el show de Mármol, pareció una fotografía contemporánea de rock, al servicio de lo contagioso y simplemente divertido.
Ya desde los golpes “ninjatrónicos” de Juan Milanese, desde la caja rítmica, y recuperando el sonidismo juguetón con la vuelta de Martín Salas en teclados, Andres Eloy, y los suyos, desempeñaron, su papel de performes irónícos de un sonido que ya es plenamente “cumbia manchesteriano”, demostrando que más allá de la genética, entre Flor de Piedra e Ian Brown, no hay mucha diferencia a la hora de entender la música a nivel expresivo y gestual.
Así, abren con “Viajar”, le sigue la cumbia mix “Siempre hay rincones”y cierran esta primera parte del show, a puro “swing” “tropi-electro”, con “Es pura Casualidad”.
Después viene la catarsis energética de ese “Hit” que no respeta targets ni Fm, que resulta ser “Así no se mata a un criollo” y cierran finalmente con “Sonrisas Tuneadas”.
La búsqueda de imágenes de Mármol, es claramente purgatoria, pero dando cuenta que lo que separa, la ilusión de la realidad, esta determinada por la capacidad, de no rendirse de las personas, mientras el aire lleno los pulmones, más allá del resultado final.
Hay romanticismo, pero puramente biológico y enérgico, de ese que sale de las huestes de la desesperación sin temor a terminar golpeándose la cabeza, mil y una veces, contra la pared.
El sábado paso una vez más, y la noche dejo toda una nueva lección para los románticos perdidos, y también para los cuervos voraces e infectos. La clave tanto para Viva como para Mármol, es que ambos brindan a su manera un reencuentro con espacios e imágenes sentimentales, que recuerdan a los mejores tiempos del rock argentino, cuando lo importante era cantar canciones que retraten hechos y personas, parecidos a uno, y no un “yoísmo” atroz, fuera de cualquier contexto real y fácilmente identificable.


Bernardo Damián Dimanmenendez

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