viernes, 27 de junio de 2008

"Días Dorados"


El pasado jueves las agrupaciones 107 Faunos y Los Reyes del Falsete, se presentaron en el local platense, Pura Vida. En la música desprendida de ambas agrupaciones, la noche fue feliz, especialmente por la sapiencia para conjugar palabras, sonidos e imágenes que hacen de la juventud un momento dorado. Así sangre, alegría y emociones brillan con el grato resplandor de que lo mejor siempre esta por venir.


El jueves el frío en la Plata era intenso, como suele ocurrir por esta época en la localidad de las mil y una diagonales.
En el bar Pura Vida, pasadas las 2 de la mañana, era tiempo para que los 107 Faunos y los Reyes del Falsete, apacigüen la baja temperatura y calienten los cuerpos música mediante.
Los primeros en presentarse fueron los 107 Faunos. Agrupación que acaba de editar su reciente LP, denominando “Cumpleaños”, y en dónde a través de melodías festivas bien trabajadas a través de las guitarras, continúan el legado indie, iniciado en los 90’, por bandas foráneas como Pavement o Yo la Tengo, y que tuvo su aggiornamiento en el plano local, a través de agrupaciones como Suárez, entre otras.
Así, a través de letras plenas de imágenes de recuerdos de momentos altivos para el espíritu humano, abren con “Helicópteros”, para luego continuar con el cover de la agrupación Koyi Kabuto, “Pelícanos”, “Jhon Henry”, y cierran esta primera parte del show, con “Micrófonos”.
Si bien pareciera haber una continuación del legado indie, (o mejor dicho actualización ), en la música de los Faunos del legado de filosofía slacker (ese que habla del abatimiento espiritual, tirado en la camada mirando tv constantemente), hay sugerentes indicios de que el brillo catódico del televisor, se vería modificado, por los destellos radiantes del Sol, y su luz natural, enmarcando las emociones y vivencias en un contexto de búsqueda más armónico y de menos agarofobia doméstica, (quizá la excepción pareciera ser la letra de “Jhon Henry”).
En “Días Dorados”, el homenaje al joven y suicida poeta platense Francisco Lopez Merino, es un claro ejemplo de esto, al mostrar en la melancolía y ganas de que los tiempos del poeta idealista vuelvan. Los “pinos bioluminiscentes”, que describe la letra, son una clara referencia al lugar, en dónde se encuentra la estatua homenaje a “panchito”, el parque Pereyra Iraola.
“Pequeña Honduras”, pareciera ser la síntesis perfecta de lo mencionado. Partiendo de elementos grotescos, (medallones gurú) o comunes, (lapiceras mordisqueadas), lo que premia la experiencia perceptiva, es el sol, no las sombras del derrotero del auto-encarcelamiento doméstico.
Así, pasan finalmente “Muchacho Lobo”, y también hay lugar para imágenes de sumergimiento acuático urbano, como “Calamar Gigante Nº8”, (legado iniciado por Bochatón en Peligrosos Gorriones, utilizando metáforas amorfas, para explorar desesperanza o abatimiento).
Finalmente cierran con “El Elmo”, demostrando carácter autárquico como contemporáneos trovadores a través, de dulces melodías de guitarras, dúctiles arreglos de teclados y voces.
Más tarde llegó el turno de los adroguénses, Reyes del Falsete. En un show, pleno de energía los falsete, demuestran que en vivo, se despojan de cualquier miedo o duda, pese a su corta edad, ganando en audacia, valor artístico y madurez en la perfomance.
Más allá de algún que otro problema técnico en alguna de sus guitarras, abren con la “aireada” melódicamente pero con vitaminas de sobra, una vez desplegada con los intrumentos, “Mi Chica”.
Luego le sigue a esta, “Tifi Rex”, “La Fiesta de la Forma” y cierran esta primera parte del show con “Las Cosas como son”.
Coronados en su energía, y declarados mudamente victoriosos, a través de la euforia de los concurrentes, los falsete, se cocinan a través de canciones, que por momentos, parecieran sudestadas de euforia teenager, y por otros, elaboraciones cerebrales y artesanales del buen gusto por la canción.
Así, en la receta de su arte, se premia la pasión (demostrada a través de su cada vez más seguro baterista Tomy), la capacidad de pensar a través de melodías simples canciones personales (como lo demuestran las letras ácidas y de cierta carraspea de Nicólas), y el saber buscar el lugar para que cada canción no termine siendo una melanomanía personal (fijarse en vivo el cruce de guitarras, y la visualización de dónde meter línea de Juanchi, el restante integrante de la banda).
Así, entre falsete, energía eléctrica y voracidad apasionada, por el solo hecho de que la música es su mundo, y sin esta quizá su existencia no tendría el mero sentido, los reyes, siguen sin pausas, hasta el final a través de los sonidos de “El Gran Cohete” (¿decretado ya hit?), y buscando en la contusión continua de sonidos, un lugar para que el oyente no se ahogue y termine subiéndose a su barco musical.
La noche pasó, pero el acto quedó, y la experiencia plasmada tanto por los faunos como por los reyes, recluto a un viaje de alegría infinita a propios y extraños.
Como si los días dorados (esos que hablan de un pasado eterno), encuentren un lugar de suculento amparo, en los actos que salen profundo del corazón, que no miden ninguna vara de rigor. Invitando a cotejarse a uno mismo, y demostrando a través de la expresión (en este caso musical), auténtica, guerrera y apasionada, que la aventura de animarse a descubrirse a uno mismo con alegría, aún es posible en el siglo XXI.

Bernardo Damián Dimanmenendez

1 comentario:

La Unica dijo...

Hola bernardo!
soy mechi , amiga de santi rial, creo que el te habló de mi... me paso tu tel, un dia de estos te llamo, saludos y muy bueno el blog!
te dejo mi mail por las dudas
mechi_longo@hotmail.com